viernes, 26 de marzo de 2010

nuevo mensaje por el DÍA MUNDIAL DEL TEATRO del CENTRO PERUANO DE TEATRO

DÍA MUNDIAL DEL TEATRO



27 de marzo de 2010

Víctor M. Urbano Katayama



Desde el año 1961, cada 27 de marzo, gracias a la iniciativa del Instituto Internacional del Teatro (ITT), celebramos en el planeta Tierra el “Día Mundial del Teatro”. En esta fecha se acostumbra que una persona reconocida en este ámbito escriba un mensaje que se lee y difunde en todos los teatros del mundo. Felizmente, en estos últimos años he tenido la oportunidad de leer casi todos esos mensajes, y me he regocijado con el entusiasmo, la alegría y el espíritu festivo que brota en cada una de esas palabras.



La palabra teatro evoca en mí al viejo tabladillo de madera colocado en el patio escolar, la coqueta cortina color concho de vino del cinema-teatro, las efemérides escolares, los concursos de teatro; en fin, toda una historia alucinante que me recuerda a personajes, vestuarios, música, libretos, parlamentos, y al infaltable espejito y el corcho quemado para fabricar las barbas de don Miguel Grau, las patillas del generalísimo don José de San Martín o los bigotes de don Ramón Castilla.



El teatro universitario es otro referente singular del teatro peruano encarnado en su juventud y su espíritu de lucha. Es el teatro valiente y atrevido, aquel que desgarra y desnuda la realidad política del país, el que se identifica con los más pobres y es capaz de adaptarse a todos los espacios. Apunta a las conciencias y subvierte los sueños. Su espíritu vive en los escenarios urbanos, en los pueblos jóvenes y en el campo; da a conocer nuevas formas y corrientes del teatro, dramaturgos revolucionarios y actores formados con técnicas innovadoras que rompen con los moldes clásicos



El teatro peruano profesional es suma de esfuerzo, talento y creatividad. Mis recuerdos y mis lecturas me retratan una idílica historia que ha dejado sus huellas en las salas más importantes del país: El Teatro “Principal”, el Teatro Municipal, El Teatro Segura, la Sala Alcedo, el inolvidable recinto de la Asociación de Artistas Aficionados (AAA), la Escuela Nacional de Arte Dramático (ENAD), el Teatro Universitario de San Marcos (TUSM) y el Teatro de la Universidad Católica (TUC), entre otros. Para felicidad de muchos, en la actualidad, se han multiplicado las salas de teatro, gracias al esfuerzo de algunos gobiernos regionales y de municipalidades, pero también, gracias al esfuerzo de empresas, de universidades privadas y de grupos de teatro.



Debo decir que el teatro es fascinante, no hay lugar más propicio para hacer realidad los sueños, no hay espacio más próximo a la sensibilidad humana, no hay laboratorio más extraordinario para la imaginación, no hay concierto más sublime que las notas musicales que emanan entre sus bambalinas, no hay mayor firmamento donde el día y la noche acompañen las tristezas y alegrías, no hay magia más grande que aquella que realizan sus artistas y técnicos, y no existe drama ni tragedia humana que los ojos del teatro no hayan visto.

Al celebrar el “Día Mundial del Teatro” quiero rendir mi homenaje a todos y a todas las personas que mantienen un compromiso con el teatro: dramaturgos, productores, directores, asistentes, actores, actrices, tramoyistas, luminotécnicos, sonidistas, escenógrafos, compositores, músicos, maquilladoras, encargados de la utilería y del vestuario, boleteros; en fin, a los fabricantes de esa vida paralela que fluye y se traslapa con lo real y lo imaginario, con nuestras emociones y nuestras esperanzas.



Entonces, me pondré el chaleco, la camisa y el corbatín. Frente al espejo me haré los bigotes con un delineador. Cogeré la sarita y el bastón y saldré, como todos los días, a gozar de mi existencia.

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