MARIO BENEDETTI
Por Gonzalo Valdés Medellín
Con tu quiero
Y con mi puedo
Vamos juntos
Compañero
Mario Benedetti
¡Ah, qué Benedetti... !Ya te tenías que ir... Pero te quedas, ya sabes, con todos nosotros...
No queda más que decirte: ¡”Gracias por el fuego” de tu literatura!
Siempre provocador de controversias, Mario Benedetti (1920-2009) fue sin duda uno
de los escritores más exitosos (por leídos, por seguidos, por encumbrados en el gusto del público)
del llamado boom latinoamericano. Para los jóvenes de la generación de los 70, la lectura
de Benedetti resultaba obligada. Sobre todo La tregua, que era una especie de salvoconducto
al mundo literario por su gran fuerza narrativa y asombroso ritmo dramático, sustentado todo
en una inmarcesible ideología izquierdista. El mundo de los oficinistas y los burócratas, del
trabajo enajenado, en contraposición con el amor maduro por la juventud encarnada en Laura
Avellaneda; la homosexualidad descubierta de un hijo al que el narrador — dice — “preferiría
muerto a homosexual”, hicieron que La tregua fincase hondas raíces en la conciencia popular
de los 70. Pero no sólo eso propulsó la figura del escritor Benedetti como uno de los más
allegados a la gente común: sus cuentos Montevideanos, La muerte y otras sorpresas, Con y
sin nostalgia… O poemarios como Inventario, Letras de emergencia, Cotidianas… así como su
ensayo emblemático El escritor latinoamericano y la revolución posible, dotaron a Benedetti
de un perfil contestatario y vigoroso en el panorama de la literatura iberoamericana. Su novela
Quién de nosotros… aún conserva la diafanidad de un texto escrito con la sangre de la pasión
y el amor… como la gran mayoría de su producción literaria.
Tanto es así que el cine, el teatro y la música no tardaron en apropiarse de la obra
del uruguayo, caso de La tregua, dirigida por Sergio Renán, nominada al Óscar en 1974 como
mejor película extranjera; galardón que obtuvo finalmente el italiano Federico Fellini con
Amarcord. Los motivos de Benedetti seguirían siendo enfocados por el cine en los filmes El
lado oscuro del corazón (Eliseo Subiela, 1992), o en la muy desafortunada y superficial versión
mexicana de La tregua (Alfonso Rosas Priego, 2003) interpretada, paradójicamente, por un
espléndido Gonzalo Vega.
La música cobijó a Benedetti en la voz de la argentina Nacha Guevara y la música
y arreglos que a sus Canciones de amor y desamor hiciera el compositor Alberto Favero,
a mediados de los años 70. Temas, poemas cantados, como Te quiero (“…tus manos son mi
caricia, mis acordes cotidianos, te quiero porque tus manos trabajan por la justicia… tu boca
que es tuya y mía, tu boca no se equivoca, te quiero porque tu boca sabe gritar rebeldía…”) y
Todavía (“Y si beso la osadía y el misterio de tus labios, no habrá dudas ni resabios, te querré
7 Cedido gentilmente por su autor, este artículo apareció por primera vez en el suplemento “La
Cultura en México”, del semanario mexicano Siempre!, domingo 24 de mayo de 2009.
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más, todavía…”), quedaron como huella indeleble en la educación sentimental de mucha gente
que aún hoy puede estremecerse al recordar aquellos estribillos entonados por la impactante
voz de Nacha Guevara. Joan Manuel Serrat también cantó a Benedetti: El sur también existe
(1985).
En el teatro, la presencia de Benedetti también fue constante, pero sobre todo
con dos de sus obras: Ida y vuelta (1963) y Pedro y el Capitán (1979), ésta caballito de batalla
de las escuelas de teatro, y en donde el dramaturgo incide con un juego de alteraciones psicológicas
en la compleja relación entre víctima y verdugo, para hacer todo un estudio agudo
de los juegos de poder y finalmente de la vulnerabilidad del hombre frente a la violencia. El
reportaje (1958) fue su primera obra teatral y sería justamente en 2008, cincuenta años después,
que escribiría su última pieza escénica: El viaje de salida; ambas obras no se han visto
en escenarios mexicanos, no así Pedro y el Capitán, que ha superado los centenares de representaciones
en diversos montajes sembrados en todo lo ancho y largo del territorio mexicano
(e incluso latinoamericano). Ida y vuelta también se ha presentado con relativa regularidad. El
suyo es un teatro de índole realista, muy cercano al costumbrismo y, por los temas que toca,
muy inclinado hacia la tremenda lucha de clases, hacia la crítica a la oligarquía, a las dictaduras
(militares o no) y, en suma, hacia todo aquello por lo que el escritor luchó durante toda su
vida, desde la palabra denunciante y la acción inconformista.
A principios de los 80, conocí a Benedetti en la Feria del Libro del Palacio de Minería;
le dije ahí que yo había osado adaptar al teatro un cuento suyo que tocaba el tema de la guerrilla
urbana, “La colección”, de Con y sin nostalgia, para uno de mis exámenes de la Escuela
de Arte Teatral del INBA. “Pues sí que es osado usted. ¿Y lo presentó solo o con algo más… lo
presentó con o sin nostalgia?” Le expliqué que había armado un programa con “La mujer que
llegaba a las seis” de Ojos de perro azul de Gabriel García Márquez y otro cuento de Ricardo
Garibay… “¿Qué no hay dramaturgos en México?”, me dijo. “¿Por qué adaptan cuentos?” Sin
amedrentarme por lo que me decía Benedetti, le dije: “Bueno, lo que yo quisiera es pedirle
permiso para en un futuro montarlo profesionalmente.” “¿Permiso? ¿Quiere que yo le dé permiso?
Si ya lo hizo vuélvalo a hacer, a mí qué me dice”. Nunca lo volví a hacer, aun cuando tengo
guardada la adaptación y, tal vez, por qué no, en algún momento… Quepa decir que nunca
jamás volví a encontrarme con Benedetti, desde aquel entonces en que acaso tendría yo 17 o
18 años, aunque seguí leyéndolo espaciadamente, pero siempre con una inevitable reverencia
hacia su discurso humanístico y libertario.
En el caso de adaptaciones de novelas de Benedetti al teatro, vale mucho recordar
la estupenda versión de Primavera con una esquina rota, puesta en los 90 en el Teatro Orientación
de Bellas Artes, en la Ciudad de México, que retomaba con pericia y fuerza el aliento
novelístico de esta que es, quizá, una de las novelas más logradas del autor de Gracias por el
fuego y El cumpleaños de Juan Ángel (poema de sobrecogedora y extraordinaria penetración
humana).
Mario Benedetti siempre permaneció y permanecerá vigente. Discutido, controvertido,
amado y odiado por igual, hoy el autor de Adioses y bienvenidas se ha ido. Su obra queda
grabada entre las mejores páginas de la literatura latinoamericana del siglo XX. Indudablemente,
el mejor homenaje a su memoria será releerlo, reencontrarlo, revisitarlo, revalorarlo.
¡Descanse en paz Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti Farugia!
24 de mayo de 2009
IN MEMORIAN. URUGUAY
martes, 24 de agosto de 2010
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