lunes, 6 de julio de 2009

ERNESTO RÁEZ (padre)

SIGLO XX

Iniciado el siglo XX hay compañías de niños que animan la escena nacional. Su repertorio responde a los gustos del público mayoritariamente zarzuelero y aficionado a los sainetes y a la ópera.Sorprende que en este reinado de hispanidad, la clase obrera haga un teatro de autores europeos como Enrique Ibsen. El teatro de los anarco-sindicalistas es un capítulo insular en el desarrollo del teatro peruano, aun no suficientemente estudiado.

La Apertura al Teatro Mundial

La llegada del cine resta público a las representaciones teatrales, las compañías pasan por crisis económicas que provocarán finalmente el declinar del teatro de divos y la aparición de un teatro de aficionados que se proponen reconquistar al público perdido, con una nueva línea abierta a las expresiones teatrales de otros países aparte de España. Y en lo que se refiere al teatro español valorar a los nuevos autores de la generación del 98. También se proponen crear un teatro nacional.La fundación de la AAA, en 1938 y dos años después, la visita a Lima de la compañía de Margarita Xirgú abren el panorama a nuevas perspectivas, favorecidas por los nuevos aires políticos que se respiran en el país a mediados de la década del cuarenta durante el gobierno de José Luis Bustamante y Rivero, el segundo presidente que en el Perú ha asistido al teatro.En los años que siguen el estado peruano, respondiendo a una iniciativa del ministro de educación Jorge Basadre, apoya el desarrollo del teatro sosteniendo la Compañía Nacional de Comedia, la Escuela Nacional de Arte Escénico (ENAE) y los Concursos Nacionales de Teatro. El actor Carlos Revolledo forma el Sindicato de Actores del Perú. Se organizan los teatros universitarios y hay un interés por el teatro para el pueblo, siguiendo las ideas de Romain Rolland. Hasta fines de la década del sesenta los grupos independientes de teatro de arte rigen la escena nacional, se desarrolla la dramaturgia y la formación académica de los actores eleva el nivel de actuación y de los montajes. Aparecen nuevos directores y nuevas agrupaciones teatrales que reciben subvención del estado y realizan festivales. Se forma el Centro Peruano de Teatro.y se abren nuevos locales teatrales, como La Cabaña.En el seno de la ENAE y de los grupos independientes aparece el interés por animar la vida teatral de las provincias y por establecer relaciones con el teatro latinoamericano. Giras y visitas recíprocas se suceden. Se estrenan obras de autores peruanos y latinoamericanos. Este momento abarca hasta fines de la década del sesenta.Pero los cambios internacionales y nacionales que se vienen dando desde la década del setenta a la fecha han reordenado las fuerzas de la cultura y la orientación de sus expresiones, extendiéndose el fenómeno al quehacer teatral.
La Apertura al teatro latinoamericano
Las décadas del setenta y ochenta reflejan la polarización de los bloques capitalista y comunista. Las guerrillas del 68 y los movimientos juveniles enmarcan un mundo que pugna por cambios sociales radicales que permitan extirpar la miseria de nuestros pueblos. Todo se explica por la teoría dominación-dependencia y el nacionalismo es una bandera liberadora frente al colonialismo mental que quiere implantar Norteamérica.Durante esta etapa se va a dar un teatro concientemente político, contestatario, reivindicatorio y a la vez experimental y revolucionario. Es un teatro del inconformismo frente a la injerencia norteamericana en la vida de los pueblos latinoamericanos. En esta etapa el estado apoya limitadamente al teatro. Durante un tiempo se dan subvenciones para montajes a los grupos teatrales y se otorgan distinciones a la gente de teatro de diversas especialidades.Los colectivos de teatro de grupo, asumen una actitud similar a la propuesta por el Living Theatre norteamericano y trabajan como una familia en sus producciones. Finalmente se organizan en un movimiento de teatro independiente (MOTIN) que asume la conducción de las Muestras de Teatro que, desde la VI en Cajamarca eran descentralizadas y a nivel nacional.Teatro de la descentralizaciónLas Muestras de Teatro peruano que se venían dando desde los setenta consolidan en los ochenta una descentralización que brinda protagonismo a los dramaturgos y directores de pueblos jóvenes y de provincias, antes ignorados o poco valorados. Se completa así un proceso histórico que va desde el más absoluto centralismo y visión parcial del teatro a un momento en el que paulatinamente se va consolidando un quehacer teatral que enlaza a todo el país. La conquista de esta dinámica no ha sido producto de la labor del estado, por cierto, sino del esfuerzo particular de los colectivos de teatro de grupo en más de treinta años de esfuerzos continuados apoyados en sus propias fuerzas y en algunas prácticas tradicionales del Perú milenario como el carguyoc.Eventos paradigmáticos ligados a las Muestras de Teatro Peruano, a las Muestras Regionales y a los Talleres Nacionales y Regionales, han sido los Encuentros Internacionales del Tercer Teatro en Ayacucho 78, 88, 98 y que este año se reeditará en el mismo lugar, treinta años después, las Muestras de Teatro para niños y jóvenes de los años setenta, que antecedieron a las Muestras Nacionales de Teatro y le sirvieron de ejemplo, los Festivales Internacionales de Teatro para Niños y Jóvenes y los Congresos Internacionales
Teatro y Educación.
No podemos decir que el teatro en el Perú ha alcanzado en este momento un gran nivel artístico y de compromiso con su realidad. No obstante, hay posibilidades de apreciar variadas ofertas estéticas en sus teatros, han aparecido nuevos locales y se siente que ha mejorado la producción, posiblemente alentada por la aparición de jóvenes productores interesados en el teatro y también porque algunos jóvenes empresarios se han dado cuenta del valor que tiene promocionar las actividades teatrales. Pero esto último continúa siendo una práctica centralizada en Lima. La descentralización política que vive nuestro país aún no ha madurado lo suficiente como para que los gobiernos regionales se interesen por la promoción de las actividades culturales. Tampoco podemos mencionar una participación promotora del estado que continúa, como la mayor parte de nuestra historia, de espaldas a la vida cultural del país. En este contexto el Instituto Nacional de Cultura (INC), que no sabemos por qué no ha habilitado la Dirección del Teatro Nacional, sólo mantiene como órganos oficiales de difusión al ballet y a la Orquesta Sinfónica Nacional. El INC un organismo con una política cultural implícita caótica y carece de una política explícita . Podría desaparecer y la cultura no se resentiría por ello. Porque, gracias a los esfuerzos históricos de la gente de la cultura y del teatro en especial, la práctica artística seguirá vigente.El Perú todo puede contar con el teatro para cantar su verdadera historia, para testimoniar de su perfil histórico, para revitalizar las energías de protesta y confrontación que conduzcan algún día al Perú de la esperanza con el que todos soñamos.

Lima, octubre de 2008

http://elconsueta.blogspot.com/search?updated-min=2008-01-01T00%3A00%3A00-08%3A00&updated-max=2009-01-01T00%3A00%3A00-08%3A00&max-results=50

1 comentario:

  1. El maestro Ernesto Ráez se desempeña como director del Teatro de San Marcos y es el artífice de toda una gama de activifdades convergentes a reencontrarse con la verdadera tradición de este arte en el Perú. Es por ello que todas las actividades del TSM están ligadas a lo peruano...obras, conferencias y lecturas dramáticas.

    ResponderEliminar