Mirella Quispe.
La Escuela Nacional de Arte Dramático (Ensad) inicia la temporada teatral 2009 con la obra Las Sillas, de Eugene Ionesco, dirigida por Jorge Sarmiento, su director. A propósito de este estreno conversamos con él sobre la situación y proyectos de la institución que dirige.
–Las sillas forma parte de un proyecto mayor, nos puede hablar un poco al respecto.
–Las sillas forma parte de un proyecto con la cátedra de la ITI- Unesco, con la que además organizaremos el Festival Mundial de Escuelas de Teatro y el Congreso Mundial de Directores. Esto gracias a un convenio tripartito entre la Región Callao, la Ensad y la ITI Unesco.
–¿Cuál es el tema central que aborda esta pieza?
–La incomunicación y el absurdo, temas que en la época en la que nos encontramos caen calzaditos.
–Un ejemplo
–La incomunicación con el Estado, porque desgraciadamente no hay una oficina de información artística. Entonces conecto con el que está en la dirección (del Ministerio de Educación) que es un burócrata, que sabe lo que es docencia, pero que no sabe de la naturaleza, ni de la importancia del arte en la formación humana.
–Quizá entonces debieran ser los primeros en venir a ver la obra de Ionesco.
–Yo, en Radio Filarmonía, dije eso, si los funcionarios del Estado vieran lo espantoso que es la incomunicación entenderían el valor del teatro como vehículo de reflexión y comunicación. ¿Qué es lo que ha pasado en Bagua? La incomunicación. Es solo por incomunicación que estamos aparentemente en bandos contrarios, porque somos un país con diversas cosmovisiones.
La incomunicación
–¿Esta incomunicación que usted menciona fue quizá una de las razones para que la Ensad no obtuviera el rango universitario que sí poseen las otras escuelas de arte en Lima?
–Te respondo en partes. Esa propuesta se ingresó con la congresista Elvira de la Puente en junio (2006), y en agosto ya nadie la puso en orden del día porque ella ya no era congresista, y se archivó porque no era iniciativa del nuevo gobierno (de Alan García). Cuando se abrió el caso de nuevo se envió un escrito, al mismo tiempo que folklore, ¿qué pasó en el camino? ¿por qué folklore sí ingresó y la Ensad no? Obviamente folklore tenía padrino y nosotros no.
–¿El padrino político de la Escuela de Folklore tiene nombre?
–Claro, la congresista Cabanillas, por eso yo hice ingresar ahí el expediente, porque sabía que ella había conducido exitosamente la gestión (de la Escuela de Folklore).
–Actualmente no existe el Teatro Nacional, ¿como director ha contemplado la posibilidad de constituirlo nuevamente?
–No hay Teatro Nacional, se desactivó en el INC y en el Ministerio de Educación. Nosotros somos la Escuela que en el articulado de su creación dice que se hace con la finalidad de crear a los profesionales que conformarían la Compañía Nacional de Teatro, pero no tenemos el presupuesto para solventarla.
–¿La Ensad tiene algún convenio de apoyo económico?
–No, el único convenio de apoyo fue con la Región Callao que nos dio una transferencia de doscientos mil soles para poder comprar luces, redes informáticas y para algunos montajes pequeños. Pero después otra organización no, porque todas las organizaciones te dicen: ¿cómo reduzco mis impuestos si es que yo te obsequio dinero?
-¿Cómo trata de enfrentar estas carencias?
–Hacemos una especie de producción pobre, minimalista, para todo el año. Como ahora que trabajamos con profesores y técnicos de aquí para promover nuestras obras y a nuestros miembros.
–¿Convenios de prácticas con asociaciones culturales?
–Ninguna asociación te admite prácticas porque son elencos profesionales, y si los chicos van a hacer prácticas los van a usar de servidores de escena y esa no es práctica que le importe a un actor profesional.
–¿No hay un apoyo de la empresa privada?
–No, en lo absoluto. Lo que hay a veces es apoyo moral, consideraciones, saludos, tarjetas de invitación, cosas protocolares, pero nadie nos da un centavo.
–Háblenos sobre el programa de complementación académica que brinda la Ensad...
–Se hizo gracias a que apareció la Ley del Artista, y esta decía en un artículo que los actores que tuvieran una actividad artística mayor de diez años comprobada podían acceder a un programa de complementación académica.
–Se evidencia la necesidad de un rango universitario...
–Seguimos con este asunto, pero la piedra que nos ponen en el camino es que no somos unidad ejecutora. Las otras tres escuelas sí lo son. Entonces, cómo puedo presentar planes a la Asamblea Nacional de Rectores, cómo armo un plan de estudios y todo lo demás, si mi presupuesto no lo manejo yo, me lo asignan. La autonomía que necesitamos solo es posible mediante ley del Congreso.
–¿Actualmente la Ensad maneja un local de su propiedad?
–No, estamos en La Cabaña nuevamente desde la gestión de Luis Castañeda, vía contrato de cesión que se renueva cada dos años. La pregunta es: cuando salga Castañeda, ¿seguirá la misma política? Esperamos que sí.
El dato
Funciones. Los viernes y sábados a las 7:30 p.m. en el Teatro de la Ensad, Parque de la Exposición. Hasta el 18 de julio. Entradas populares, a S/.10.00 y S/.5.00. (Fama)
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