miércoles, 27 de mayo de 2009

JAVIER LUQUE

Fredy es agradable escribirte acerca de una obra de teatro especial como la que tuve la suerte de observar y vivenciar el 08 de noviembre del 2008. “El Silencio de los Justos” es la versión peruana y arequipeña del mito de la caverna platónico, es un logro haber conjugado las enseñanzas clásicas y haberlas relacionado con un personaje mítico: Tunnupa y un personaje bíblico: Job. En tu mente son posibles esas cosas y ello es muy importante para mí.
En el cine hemos visto “The Truman Show con Jim Carey y “Matrix” con Keanu Rives que tienen bastante de ese mito; pero la versión teatral que has puesto en escena suma mejor esas enseñanzas y da una idea más lograda de lo que Platón metafóricamente nos dio a conocer.

Formalmente hablando es una obra muy bien realizada que emplea objetos que dan a entender con bastante certeza el mensaje que ustedes quieren dar ha conocer a los demás (el público); la silla gastada y vieja del amo que da entender lo antiguo del abuso del poder; las sillas nuevas de los amarrados y encadenados a las mismas que representan que constantemente los esclavos cambian pero que al fin nacen y mueren siempre esclavos; el farol que nos brinda la luz que otros manejan a su antojo; la maquina eterna que se traga el sudor y la sangre de los que trabajan en ella por la limosna y el mísero pan que dan los poderosos; las velas que iluminan y delimitan los espacios y nos dan una idea de las escenas que poco a poco se van dando a lo largo de la obra, el camino que con ellas trazaron, camino que se pierde en lo alto pues por él, el ser humano despierto asciende; las luces, pues ellas nos dan claramente a conocer los espacios que se van sumando en tu obra; las vestiduras de los actores que dan a entender el personaje que representa cada actor en el momento oportuno; los efectos de sonido y la música que según mi punto de vista está adecuadamente escogida; la disposición de las sillas de las personas, lo cual nos hace sentirnos y ser parte de la puesta en escena de la obra; los cables de la luz que de manera un tanto mágica y misteriosa nos hacen ser cuidadosos y cautos al momento de caminar y movernos, el detalle de ser viejos y manchados da la idea de lo grotesco y terrible del espectáculo que van ha iluminar más que cualquier cosa es pues una parodia y una tragedia metafóricamente hablando comparada con la vida que vivimos aquellos seres que por ignorancia o costumbre estamos metidos en la caverna de nuestra existencia peleándonos y matándonos por un mendrugo de pan que otros nos reparten como si fuéramos lo que no somos; en fin todos los elementos me parecen los justos y adecuados y me dan la impresión de un trabajo de precisión que tomó su tiempo y fue adecuadamente montado.

En cuanto a la actuación de cada uno de los personajes debo decir que el personaje de Juan es pues la presentación más madura, completa y acabada de lo que es un actor en el escenario, da a entender aquello que actúa de una manera muy profesional y bien realizada, emplea los elementos que se ponen a su uso de una manera tal que permite que en un momento determinado nos abstraigamos de tal modo los espectadores que pensamos que es un monólogo más que una puesta en escena donde actúan otros tres actores, es tal el encanto o abstracción que ejerce en los espectadores, según mi punto de vista; por otro lado el amo de la caverna y a la vez Dios Tunnupa sorprende por su plasticidad y su gran multifacesidad, así como por la rapidez con que se cambia el vestuario que emplea para representar los personajes diversos que da a conocer con realismo tal que uno llega a detestar al amo de la caverna y a asombrarse con el inmenso poderío que representa el Dios, su voz, sus ademanes, todo es una suma de trabajos que subyugan y hacen vivir el momento de forma no solo momentánea sino desde muchos puntos de vista perdurable y creíbles, ayuda mucho el tema que es tan sólo la foto de un momento, de un instante de la vida que nosotros, sufridos habitantes de la caverna que vivimos metidos y engañados en ella sin poder ver la luz real y verdadera; tu sobrina encanta en primer lugar por su belleza física que hipnotiza por momentos y desvía la atención hacia ella de forma tal que uno olvida la obra y la aprecia únicamente a ella, por otro lado uno queda sorprendido por el poder con que encarna sus personajes, se nota su concentración, su deseo de ser o de hacer lo justo en cada momento y de dar la idea de aquello que encarna: una habitante más de la caverna que es una intrigante a la vez, la madre de Juan (muerta ya, pero viva en otro “mundo”) que protege a su manera a su hijo que trata de estar presente allí, allí donde está su hijo amado, como es un espíritu no se le ve, se le siente, se le presiente, se escuchan sus palabras, sus frases, sus recomendaciones, sus amorosos cuidados al hijo que es lo que más ama, como toda madre amante, y que desde allá atrás (su mundo), cuida y vela por el fruto de sus entrañas, en este caso es la representación más clara y cuidada que he visto, superada únicamente por María la madre de Jesús y por, modestamente hablando, mi propia mamá que es la representación de la ternura viva en este mundo, temo exagerar pero la vivencia y fuerza de tu obra me hacen expresarme así, no lo tomes a mal; en cuanto a tu actuación hermano debo decir que me pareció extraña, esperaba tal vez más acción, más representatividad, más figuración, no te vi, estuviste en el lado oscuro siempre, salvo en un instante: la escena de Job, representaste al personaje bíblico sino recuerdo mal de una manera que me sobrecogió: un hombre simple y sencillo, solo y extraño al mundo, al que le habían quitado todo; pero grande en su amor y fidelidad a Dios, tal vez por ello separado del mundo pues su vínculo con Dios era y es lo más o tal vez lo único importante para él, ¿Dios le quita todo?, sí, pero le deja lo más importante: la fe y el amor que son las dos más grandes herramientas que tiene y tendrá y ha tenido para siempre el hombre, luego en la caverna eres uno más, quizá el peor el más material, el más vil, el maquinador, el egoísta, el hipócrita, un desgraciado que medra por debajo y busca seguidores para llevar a cabo sus planes de conspiración y apropiación final del poder y allí está la grandeza de tu personaje pues representas y das una idea bastante acabada de todo lo que te he escrito, conspiras y medras eres uno de esos arribistas que toda la vida son las inocentes ovejas que disfrazan sus colmillos y garras debajo de su misantropía y su aparente desinterés, por dentro en cambio piensan y maquinan para el mal, son aquellos que toda la vida hacen el papel de quejosos, de “Luchadores Sociales” y que al final luego de muchas mentiras llegan al poder y actúan igual y muchas veces peor que los explotadores de turno, tu carcajada final hiela el alma, pues te ríes de la tristeza en la que hemos caído aquellos a los que nos ha dolido todo lo visto, a aquellos que captan el sentido real de tu obra y ven su vida triste, sombría, utilizada, maltratada, rota en fin, burlada por ese o esos amos eternos y desgraciados que nos tienen encadenados en esta silla horrorosa e hiriente a la que algunos ya se han acostumbrado y que inconscientemente la aman.
JAVIER A. LUQUE VIZARRETA 17 DE NOVIEMBRE DEL 2008

No hay comentarios:

Publicar un comentario