lunes, 1 de junio de 2009

WHISKY, WHISKY!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

lp
Hubo un tiempo, en casa de mis padres, en que tener una botella de Ballantines era de una excentricidad extrema, tal que su propietario podía, a los ojos del grupo de amigos adeptos al Premium o al Criadores, ser visto como alguien seguro de sí mismo, conocedor de sus propios deseos y de los medios para saciarlos. En el Café de los Incas, donde el Criadores, e incluso el Ballantines, podría ser considerado bebida de rantifuso o de ignorante en la materia, uno es tratado como si fuera conocedor de sus propios deseos y de los medios para saciarlos. Eso se llama democracia etílica y tiene como corolario que uno no siente que está haciendo las cosas mal, arte en el que siempre serán inigualables las mujeres. Allí se pone en práctica aquella vieja parábola budista: antes de introducirse en los conocimientos del zen, uno cree que la montaña es la montaña; mientras se aprende el zen, la montaña deja de ser la montaña; pero cuando se ha alcanzado el satori, la montaña vuelve a ser la montaña. Los caminos del whisky son tan complejos, los paladares tan variados, que todas las marcas son tratadas con respeto. Y por lo tanto, los bebedores. Eso, que a primera vista puede resultar una banalidad, no lo es. Tiene su lado oscuro. Por ejemplo, no es un bar de tragos, aunque los tragos clásicos figuren en el menú. Allí, un Manhattan tiene aspecto de Negroni, servido en vaso de boca ancha y con una rodaja de naranja ahogándose en el fondo. Uno puede quejarse, pero lo que educadamente le dirán es: “Tomate un whisky”, un modo bastante amable de pedir que nos dejemos de joder. El Café de los Incas tiene 22 años de vida, acaba de dejar atrás la adolescencia. Sus propietarios son Jorge López Altobelo (“Con una sola ‘l’: es portugués, no italiano”) y Miguel Angel Reigosa. Miguel Angel es, además, conductor de un programa televisivo (Mundo Whisky, por canal Metro, los domingos a las 22), y fundador y presidente de Whisky Malt Argentina, que comenzó a funcionar en 1999 y que tiene más de 500 asociados, bebedores consumados y aspirantes a serlo que gozan de descuentos, ofertas, degustaciones, cursos y eventos. Degustaciones, cursos y eventos también tienen lugar en el Café de los Incas, los sábados a la tarde (y a veces los domingos). Miguel Angel Reigosa es el poseedor de la mayor colección de whiskys del mundo: 2100 botellas (actualmente se encuentra buscando el lugar adecuado para abrir un Museo del Whisky). Su tema de charla preferido es el whisky. Sabe, y le gusta transmitir lo que sabe. La transmisión de conocimientos se llama cultura. De modo que el Café de los Incas debería, con toda justicia, ser declarado patrimonio cultural. Si el Café de los Incas tuviera un sobrenombre, éste debería ser “la Academia”. Allí se aprende aunque no se tenga ganas de aprender. Se aprende por ósmosis, a fuerza de paciencia y tolerancia, que son los atributos de los buenos maestros. El sobrenombre de Miguel Angel Reigosa debería ser Aristóteles. Los excéntricos no existen Del mismo modo que para cantar tangos hace falta cierta frialdad y distancia, en el Café de los Incas sus propietarios no se sienten “gastronómicos”, un gremio que da escalofríos, con más escalafones y obediencias que el mundo militar. Y continuamente se ponen de manifiesto pequeñas diferencias. Por ejemplo: en el Café de los Incas el visitante nunca presenciará el acto patético del barman llenando con pulso tembloroso una medida de whisky para después agregar un chorrito miserable que redundará en propina. Allí el whisky se sirve y listo. Bondadosa, abundantemente, como debe ser. A ojo. La barra parece una naturaleza muerta con botellas de un exotismo irreal. Hay allí ejemplares de Grant’s 21 años, de The Balvenie, de Dimple, de Gentleman Jack. La réplica de la primera botella de Jack Daniel’s. Y una botella de Cuty Sark fabricada para festejar los 50 años del jubileo de la reina Victoria. Un Famous Grouse edición limitada. Un botella de Old St. Andrews con forma de pelota de golf. Y el preferido de Miguel Angel (bah, el preferido de todos): The Macallan 12 años. La excentricidad está mal entendida. Un excéntrico nunca se siente un excéntrico: siempre es excéntrico a los ojos de los demás. El bebedor que sólo rebaja su whisky con agua del Támesis puede parecernos un excéntrico, pero en realidad no lo es: solamente sabe lo que quiere y actúa en esa dirección. Miguel Angel se encuentra elaborando actualmente un agua de estricto uso excéntrico. No es agua del Támesis, pero casi: Water Whisky William Wallace, un agua con bajo contenido de sodio (0,3%), oligomineral atermal, que abre el aroma y no le cambia el sabor al whisky. Los socios de Whisky Malt Argentina gozan de ella, pero Miguel Angel no podría negársela a un visitante del Café de los Incas. La cosa es simple Se puede desear cualquier cosa, cualquier calamidad, pero es raro estar en un sitio donde todos tus deseos puedan ser saciados por igual, sin miradas torcidas o tolerancia cero (hay un restaurante español en Avenida de Mayo especializado en mariscos y paellas cuyo propietario echa a patadas al cliente que se atreva a pedir un simple bife; el propietario es robusto y está continuamente de mal humor: nunca pidan bife). En el Café de los Incas jamás podría pasar eso: es el precio de ser abierto y solidario. Bah, es el precio del amor por lo que se hace y de tener la tranquilidad de espíritu que confiere saberse el poseedor de cualquier whisky que uno pida. Cualquier whisky. A mi juicio es una opción saludable saber que se entra en un lugar donde está lo que uno busca, tan habituados como estamos a no encontrar nunca lo que buscamos. Es casi una posición ética frente al mundo del trago: tenerlo todo equivale ser capaz de afrontar un pedido sabiendo de antemano que la suerte está echada para esos antipáticos que nunca faltan que sólo buscan un resquicio en el que poder colar su frustración y sus deseos incumplidos. La cosa es simple: hay que pensar qué whisky se quiere probar, ir a Belgrano R y pedirlo. Y no cometer la estupidez de decir algo así como: “Apuesto a que no tienen una botella de Abbot Choise 18 años”. No hagan eso porque van a perder. Yo lo hice. Guillermo Piro Café de los Incas Avenida de los Incas 3909. 4553-1727. Abierto todos los días hasta la madrugada. Recomendados whisky, whisky y más whisky _____________________________________________

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