miércoles, 10 de junio de 2009

Sección: PURO CUENTO 1

COME GATO
Escribe: Edgardo Pérez Bedregal
Esa noche, al fragor de un genuino pisco tacneño, los teatristas se encontraron en el Pasaje Vigil para confraternizar por el día mundial del teatro. Todos, conversando animadamente, tuteándose, riendo y hasta bromeando por las miles de anécdotas que se dieron a lo largo de tantos años de labor teatral.Magno acontecimiento. Cuando en estado de shock por el entusiasmo, y en una muestra de la más absoluta ingenuidad, el chato, soltó un disparate: "¿Porqué no hacemos una función gratuita a favor de los ancianitos?", como la respuesta requería de un debate de peros que seguramente se prolongaría hasta el día siguiente, y haciendo gala de una increíble agilidad mental, todos al unísono asintieron, guardando la esperanza que para mañana, el tema sea historia. Listo entonces -dijo el chato-, el pato presta los tachos, el negro hace las conexiones, Rayku presenta un monólogo para no recargar el escenario, a Muchik lo ponemos como invitado, todos se presentarán en orden alfabético y entre obra y obra, Julio declamará poemas con contenido social. Todo listo, sólo falta el oficio al Alcalde pidiendo el Teatro.Al día siguiente, terco como una mula, el chato se levantó temprano para hacer el oficio. Con la resaca clavada en medio de la frente como un hacha, escribió: "Señor Alcalde… Es grato saludarlo…", sólo que omitió la "r" y puso… "Señor Alcalde… Es gato...". Tomó la combi, llegó a la Municipalidad y entregó el oficio en mesa de partes.El Señor Alcalde, no había podido dormir toda la noche presa del pánico, pues entre las sábanas, pudo comprobar tres cosas: que los años pasan y no pasan en vano, que eso de "querer es poder", no es cierto y que el gran proverbio de su tierra "el que tera, tera y el que no tera, mera", es la purita verdad.Llegó a su oficina con un humor de perros y en el colmo de las provocaciones, allí estaba, cara a cara, el oficio: "Señor Alcalde… Es gato… firmado: los teatristas de Tacna". En ese momento sus recuerdos se arremolinaron buscando desesperadamente una salida, sus ojitos se hacían cada vez más chinitos hasta adquirir un formidable parecido con su gato el "Chusco". Allá en Estique Pampa, cuando era niño, sus amigos le hacían la vida imposible llamándolo come gato para acá y come gato para allá. Se levantó de un salto, cruzó la oficina, abrió la puerta y lanzando el oficio a la secretaria le gritó: “¡Señorita, responda este oficio!… ¡Yo soy gato, pero ustedes… son unos perros!”.En la antesala, Guillermo Conislla estaba plácidamente sentado, esperando su turno y… se había ganado con todo el roche, reportero vivaz y con olfato, prendió inmediatamente su unidad móvil prepago de Telefónica e informó en directo: "…Alcalde enloquecido, tilda de perros a teatristas tacneños…".Justo en ese momento, Álamo Pérez Luna viajaba de regreso a Lima, adormitado y con los audífonos puestos escuchando las noticias. Eran otros tiempos, antes trabajaba para los Crousillat y viajaba en avión, ahora era corresponsal de "La Chuchi" y viajaba en servicio económico. Había estado en Tacna en busca de alguna primicia, pero, ya no era como antes, ahora, las puertas se cerraban solas por el viento, cuando al oír la palabra "Alcalde", le salió lo chalaco. Criado en los Barrancones del Callao, ex vendedor ambulante de uña de gato, supo de inmediato cómo sacarle la vuelta a la noticia y no llegar con las manos vacías. Al día siguiente, el mismo titular apareció en "La Chuchi", "El Chato", "La Yuca" y "El Chino": "Instituciones Culturales de Tacna involucradas en masacre de animales... denuncian que perros son sacrificados en ritos satánicos". Pero cuando a las 11, Hildebrandt tocó el tema, se armó el escándalo, y ni hablar cuando en CNN, Jorge Gestoso dijo: "…en Perú, la miseria está tan extendida que en la ciudad austral de Tacna, las personas que se dedican al teatro, se ven obligadas a comer carne de perro para sobrevivir y hasta su Alcalde, dueño del teatro municipal, es reconocido como un habitual come gato…". Una noche, allá en la quebrada del Diablo, con el cerro Intiorko de testigo, los teatristas hicieron una cura de silencio, al menos, hasta que el asunto se calme y las aguas vuelvan a su cause normal. Desde entonces y fieles al juramento, la actividad teatral ha pasado desapercibida. Sólo de vez en cuando, alguien se olvida de la promesa, recibe un video de Lima y lo representa igualito; otro por allí, para no levantar sospechas, presenta lo mismo que otro grupo pero con un título diferente, y todo… por una "r", una ausente, escuálida y miserable... "r".

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