miércoles, 10 de junio de 2009

VAYA!!!! LAS MUESTRAN DEJAN HUELLA!!!!

LA FUERZA INTEGRADORA DE LAS MUESTRAS

Hoy es febrero.
Estoy frente al mar, balanceándome plácidamente en mi fiel hamaca.
Trato de recordar y... escarbando entre mis recuerdos tirados y amontonados entre el desorden de algún lugar de mi cabeza, encuentro que fue la noche de un sábado veintidós de junio de 1985, que subí a un escenario por primera vez.
Fue en la sala principal de la casa donde otrora moraba el ilustre tacneño Jorge Basadre Grohmann que presentamos la obra de creación colectiva “Contrabando”.
En aquel entonces era integrante del Grupo Teatral Tacna y la noche anterior habíamos terminado muy tarde con los ensayos finales.
Poco antes de la siete de la noche llegué con un ligero temblor en el cuerpo y sin siquiera poder pronunciar alguna palabra, la coordinadora me recibe con un sobre diciéndome “Dejaron esto para ti”; lo abrí, y encontré una tarjeta que decía “Somos viajeros en busca de la luz; tenemos que alzar los ojos para reconocer el camino. Felicitaciones en el estreno de un actor”.
Y de pronto, me lleno de nostalgia y descubro que el tiempo no espera a nadie y que los recuerdos, uno a uno, se diluyen en el tiempo.
Por eso estoy aquí, frente al mar, resuelto a escribir las primeras líneas de éstas crónicas que no pretenden ser un análisis de las obras que he visto, pues para eso existen personas especializadas (algunos los llaman “críticos”) simplemente, pretenden convertirse en un testimonio de fe que allí estuvimos, en esas fecha y rodeado por aquellas maravillosas personas llamados teatreros, un testimonio sencillo pero imparcial, desde la visión de un provinciano venido del umbral donde comienza la patria, Tacna; un testimonio de cómo se desarrollaron aquellas magníficas reuniones de teatro llamadas muestras.
Y necesariamente debo empezar desde el principio; aquella noche de ensayo, cuando se abrió la puerta y desde la oscuridad, apareció la figura de ese ilustre desconocido: Hugo Salazar de Cusco, integrante de la comisión organizadora de la Muestra Nacional que se realizaría en setiembre y a donde asistirían los grupos que tenían actividad en la región.
En ese entonces no existían las muestras regionales donde se seleccionaban los grupos, por lo que Hugo invitó al Grupo Teatral Tacna por haber asistido a la nacional de Lima, de Cerro de Pasco y además, por haber organizado la muestra nacional de Tacna, por lo que sin dudarlo, Pepe Giglio nuestro director, aceptó la invitación.


LA XI MUESTRA NACIONAL EN CUSCO


La XI Muestra Nacional de Teatro Peruano se desarrolló en la ciudad de Cusco del 16 al 22 de setiembre de 1985. Luego de haber viajado casi dos días en ómnibus y en tren, llegué ávido y ansioso pues era la primera vez que asistía a una muestra y además había escuchado insistentemente que estarían los Yuyachkani, el mejor grupo del Perú, junto a Setiembre, Raices, Edgar Guillén entre otros connotados quienes nos iban a enseñar los aspectos más relevantes del teatro independiente.
Nos alojaron en hoteles y los alimentos los servían en restaurantes, por lo que no podía dejar de sentirme todo un turista. Luego de la plenaria de bienvenida que se realizó en la antigua morada del Inca Garcilazo De la Vega, hoy local del INC, vino el pasacalle donde participé absolutamente turbado por el grado de desinhibición de algunos actores como Gina Beretta del grupo Raices, quien hacía alarde de un extraordinario estado físico dirigiendo el tránsito y corriendo de arriba a abajo por las calles de la ciudad. Luego en el comedor, vi a una Gina totalmente diferente, y esa, fue la primera lección que aprendí en una muestra: que cada actor tiene su propia personalidad, pero la personalidad del personaje se construye en un proceso.
El pasacalle terminaría en la plaza mayor con una pequeña demostración de todos los grupos, donde el público y los amigos de lo ajeno se apretujaban en un enorme círculo de espectadores, incluido yo, que observaba perplejo una vez más, el grado de desinhibición de los actores.
Uno de los primeros grupos en presentarse en la muestra fue Setiembre con “Luis bandolero Luis” de Walter Ventosilla y la recordada Yadi Collazos, pero fue cuando Edgar Guillén subió al escenario con el unipersonal “Sarah Bernhardt” que me percaté que no era cierto que habíamos ido para que nos enseñen, habíamos ido a aprender.
En las siguientes noches se presentó Yuyachkani con “Diálogo de zorros” cuyo montaje de un cierto grado de abstracción escénica me fue muy difícil de comprender, por lo que tuve que hechar mano a “El zorro de arriba y el zorro de debajo” de Arguedas; y aunque la única experiencia que traía conmigo era la lectura de las obras de mi padre y mis primeros experimentos dramatúrgicos, a las justas logré salir airoso a la interpretación de ese montaje. Sin embargo, mi admiración hacia los Yuyas fue creciendo con el tiempo y se constituyeron durante años en una fuente de inspiración y de referencia de hasta dónde se puede llegar en el escenario.
Luego se presentaría Raíces de Lima con “Sol y sombra”, una corrida imposible de definir entre un torero miedoso y un toro cuyos cuernos eran el símbolo de la paz; más tarde, ese grupo me marcaría de por vida.
Casi al final de la muestra, cuando estaba viendo la ciudad del Cusco desde la cumbre del formidable Sacsayhuamán, escuché una voz que me decía “Qué bonito es el Cusco ¿no?, Esta es la tercera vez que vengo pero me admiro como si fuera la primera”, era Gina. Entonces reflexioné, ¿dónde más, alguien le hablaría a un extraño con esa confianza, haciéndole sentir que es uno de los suyos?. En la muestra claro, porque sólo allí, existe ese poder oculto que hermana, porque la muestra es ese memorable aquelarre de seres únicos que sueñan con un mundo más justo para todos.
Lo que no sabía, era que al reflexionar sobre el poder integrador de las muestras, estaba siendo contagiado por una extraña adicción, y que los delirios que me causaría, me durarían por siempre.
Fue en esa muestra que me percaté que inevitablemente, para bien o para mal, llevaba la herencia que mi padre me había dejado por el teatro, que de mi admiración hacia él, pasaba a la escena, ese pequeño espacio donde concluye el proceso, donde la imaginación y el actor, son los protagonistas indiscutibles de un hecho fascinante y embriagador.
Pese a ello... aún no había hecho mi juramento.



LA I MUESTRA REGIONAL SUR EN TACNA


Al año siguiente de la muestra de Cusco, nos despedimos del Grupo Teatral Tacna para seguir nuestro propio camino, para construir nuestra propia identidad, nuestra propia estética, pero por sobre todo, para aprender de nuestros propios errores.
Luego de dos meses de dramaturgia y ensayos, teníamos listo nuestro primer trabajo al que habíamos titulado “Comedor popular”, entonces fuimos donde Pepe Giglio a presentarnos en la sala de su casa, para que nos diga qué le pareció la obra, luego de algunas sugerencias, Pepe nos invitó al congreso del Sindicato Luz y Fuerza que se llevaría a cabo en Tacna en esos días y así lo hicimos.
Fue una noche, cuya fecha he olvidado, allá en el histórico teatro El Orfeón de Tacna, ante la presencia de un mar de delegados sindicalistas venidos de todas partes del Perú, que dimos inicio a nuestra propia aventura.
Luego de aquel memorable momento, Pepe nos invitaría una vez más, ésta vez, a participar en la muestra regional, pues fue durante la plenaria de la Muestra Nacional del Cusco que se acordó realizar las regionales selectivas para la nacional y se encargó al Grupo Teatral Tacna la organización del evento que contaría con la participación de los grupos de teatro de Arequipa, Moquegua, Puno y Tacna.
Y así, del 26 al 30 de Julio de 1986, se llevó a cabo la Primera Muestra Regional Sur de Teatro Peruano, que según recuerdo, más que una muestra, fue una verdadera fiesta de hermandad.
Habían sido invitados Setiembre y Villa el Salvador de Lima, el maestro Ernesto Raez y Aurora Ayala como técnico de luces, estaban presentes por Arequipa Audaces Laboratorio de Teatro de los hermanos Frisancho, el Elenco Municipal de Hugo Riveros, por Tacna La Pandilla de David Ortíz, ASOCAP de Claudio Puma, Inti de Miguel Camacho, Teatro Alto de la Alianza de Fidel Miranda entre otros.
Y esa fue la primera muestra de Rayku, nos presentamos con “Comedor popular”, una obra inspirada en un relato contado por Fernando Ramos cuando formaba parte de “Pishcator”, relato que se basaba en los pormenores del suplicio de ir a comer al comedor del mercado; al final Fernando dijo: “Y hasta se puede hacer una obra de teatro con eso” y yo... le tomé la palabra.
Nos presentamos luego de La Pandilla en el auditorio del Colegio “Santa Ana”, recuerdo que terminada la función, se acercó el maestro Ernesto Raez y nos sugirió asistir a la Muestra Nacional de Puquio que se realizaría en setiembre.
Entonces la muestra nacional era un desafío para nosotros, no sabíamos si estabamos preparados, pues de hacerlo, iríamos como grupo nuevo, con nuestra propia obra y con nuestra propia dirección.
Pero el querer confrontar, de aprender de los maestros, de ser, en vez de “intentar ser”, pudo más, y con nuestras mochilas a cuestas y una caja llena de utilería, partimos a Puquio.


LA XII MUESTRA NACIONAL EN PUQUIO


A la XII Muestra Nacional de Teatro Peruano en Puquio, del 1 al 7 de setiembre de 1986, llegamos en ómnibus, camión y Custer, no sin antes bajarnos y ser inspeccionados en todos y cada uno de los puestos de control a lo largo de la ruta, eran tiempos de violencia política; eso, lo esperaba, lo que no esperaba era que esa muestra me marcaría por siempre, que aquel evento sería el comienzo de una nueva vida para mi, que esa nueva vida la había visualizado antes en mis sueños como un claro presagio de aquello a lo que estaba destinado a ser.
En el mes de mayo de ese año, fundé Rayku Teatro, en julio estrené mi primer trabajo, y en setiembre llegamos a Puquio como grupo seleccionado en la I Muestra Regional Sur de Teatro Peruano.
Nos presentamos el primer día del festival antecedidos por el grupo José María Arguedas de Andahuaylas quienes presentaron la obra “Esperanza” dirigida por Lieve Delanoy, Yawar que dirige Tomás Temoche con “Al fondo hay sitio” de Sara Joffré y nosotros, Rayku Teatro que presentamos “Comedor Popular”.
El teatro “Aliaga”, es ese típico recinto de pueblo chico, rústico pero muy simpático y acogedor, donde la gente se peleaba por conseguir una entrada, se sentaban en el pasadizo, pegados a las paredes y hasta en el borde del escenario porque nadie quería perderse los espectáculos, pues la Muestra Nacional organizada por el grupo de los Hermanos Chalco, era el evento del año por excelencia.
Los trabajos más resaltantes de aquella memorable muestra fueron “La conquista” del TUC, el grupo Maguey de Lima, Algivipsa’r de Cajamarca, los cómicos de Lima y La Tarumba con “Calla Domitila”; por Tacna estaban presentes Alto de la Alianza, Miguel Camacho que presentó “El marido de la Jesusa” y Pepe Giglio quien al final nos apoyó en el aspecto técnico.
El tercer día se presentó el grupo “Raices” de Lima con la obra “Baños de Pueblo” bajo la dirección de Ricardo Santa Cruz.
Para quienes no tuvieron la oportunidad de ver aquella obra, debo referir que el trabajo es esencialmente un trabajo Grotowskiano, y no podía ser de otra manera porque Ricardo proviene de las canteras de "Cuatrotablas".
Un espectáculo caracterizado por un desplazamiento limpiamente definido, una expresión corporal traslúcida que reflejaba tras de sí, un arduo y seguramente extenuante trabajo físico, vestuario nada ostentoso, ausencia de elementos y donde su majestad, la actuación, se caracterizaba por esa fuerza física y emotiva que nunca antes había visto y que a mí me impresionó primero y me conmovió después.
La temática era aquella sórdida visión de la sociedad capitalina, representada sin censura y con esa crudeza sardónica que caracteriza a los trabajos de Ricardo.
Tal vez Ricardo Santa Cruz no lo sepa, pero el haber visto su trabajo en aquella oportunidad, es la segunda razón por la cual hoy estoy dedicado al teatro.
Después de la función, salí profundamente perturbado.
Sentí que ese era el teatro que estaba buscando y que quería hacer, que esa era la energía que justificaba todo el esfuerzo y hasta la última gota de sudor dejada en los ensayos.
Cuando salí a la calle luego de la función, un apagón me sorprendió mientras disfrutaba del cielo de Puquio.
En el mismo instante en que se apagaron las luces, súbitamente el cielo se encendió de estrellas, tantas estrellas como en ningún otro lugar del mundo. Cielo serrano tenía que ser.
Mientras entraba en comunión con el cielo, me prometí a mí mismo que nunca dejaría el teatro.
Que el teatro era lo mío.
Que había encontrado mi camino, que ya no tendría que buscar más, que por fin, podría dormir tranquilo aquella noche.
Las estrellas de Puquio son testigos de mi promesa.
Ellas, guardan mi juramento.
Y me siento muy afortunado que en medio de tanta confusión y desconcierto, aquella vez, haya encontrado mi destino; y me alegro mucho, porque es un destino que acepto con gusto.
Esa es la breve historia de mi comunión con el teatro, ese fue el inicio de esta hermosa locura que me envuelve a diario y permite que cada día sea una aventura.
De todo esto tengo que dar cuenta, antes que el implacable olvido, se lleve uno a uno, mis más preciados recuerdos.
De cómo por jugar con el teatro, éste ingresó a mi sangre, hasta convertirse en parte de mí.


LA II MUESTRA REGIONAL SUR EN AREQUIPA


Era aquel lejano invierno de 1987 cuando acudimos raudos y prestos hasta la ciudad de Arequipa a participar de la gran fiesta signada por los mortales teatreros como la II Muestra Regional Sur de Teatro Peruano, convocada del 1 al 7 de agosto por el Kaguyoc Audaces Laboratorio de Teatro.
Para ese entonces, llevamos tres cosas: una obra estrenada hacía dos meses, una mochila y una caja de cartón con chucherías que el argot teatral nos obliga a definir como utilería. Llegamos y… ¡oh sorpresa!, nadie se esperaba tan magno aquelarre, allí estaban… famosos, hermosos y malditos, esperándonos, rodeados por una resplandeciente aureola mismo guerrero sayayín. Los Yuyachkani, el más importante grupo peruano, liderados por la magnífica actriz Teresa Rally, más allá, los no menos importantes Cuatrotablas con Pilar Nuñez, designada por mí como la mejor actriz del mundo, un poco a la izquierda, Edgar Guillen, actor Máximus Prime del país y, como si fuera poco, el maestro Ernesto Raez Mendiola, entonces director del Teatro Nacional.
La delegación tacneña también estaba nutrida, consistente y además… hermosos y malditos salvo, un par de excepciones. Disfrutamos como chanchos espectando "Los músicos ambulantes", "Un día en perfecta paz" y una rigurosa rutina de entrenamiento actoral de los Yuyas, "Los clásicos" y “El trabajo que hacemos” de Cuatrotablas, un unipersonal de Pilar Nuñez y otro, "Carné de identidad" a cargo de Edgar Guillén, amen de los espectáculos de los grupos convocados por la región sur, entre quienes puedo recordar al Elenco Municipal de Hugo Riveros con “La noche de los asesinos”, Escena Inka de Puno con “Jatun juez”, el Grupo Teatral Tacna con “Las diferencias” de Zavala Cataño, Paco Yunque con “La guerra de las estrellas... y los erizos de mar”, Arlequín y “El tejedor de sueños”, Miguel Camacho de Tacna con “El dictador” y los dueños de casa, Audaces con “Carcajadas del payaso”.
Hubo talleres a escoger, mesa de críticos y hasta fiesta de despedida. Una muestra suele ser, un encuentro de una semana donde se confrontan y evalúan los trabajos de los grupos para tener una visión clara de su evolución. Uno va a mostrar, en teoría, pero en la práctica es diferente, se termina aprendiendo y en gran medida. Pero lamentablemente, no todas las muestras son así, hubo una regional donde los organizadores en vez de darnos la bienvenida, nos recibieron con un cartelito en la pared que decía "Respetos, guardan respetos", pero esa… es otra historia.



LA XIII MUESTRA NACIONAL EN ANDAHUAYLAS


La XIII Muestra Nacional de Teatro Peruano se llevó a cabo en la tierra de José María Arguedas, Andahuaylas, del 17 al 24 de abril de 1988.
Arribamos en avión hasta Cusco y de allí, tomamos una Couster cruzando los ríos profundos hasta llegar a Abancay, para luego embarcarnos junto a los amigos de Kapuli en la parte trasera de un camión.
Llegamos con el polvo del camino hasta en los dientes, directo a la fundación Anton Spinoy cuyo local queda en la plaza mayor de Andahuaylas y que sirvió de albergue durante la muestra, la fundación, patrocinadora del evento, estaba a cargo de Lieve Delanoy, a quien habíamos conocido en Puquio; una gringa Belga alta, con perfil europeo y pinta de turista que apostó por el teatro en el Perú profundo.
En la sala principal de aquel recinto se armó el dormitorio con colchones unos frente a otros, hermanándonos aún más todavía, pues a partir de ese momento pasaríamos a compartir todo... inclusive los ronquidos.
En esa muestra conocí a Hugo Salazar del Alcázar, ilustre tacneño que desde entonces marcaría cátedra en la crítica peruana, quien luego de la presentación de Rayku con “La leyenda de los gigantes” nos dijo: “Por el trabajo de Tacna es que los críticos debatimos hasta tarde anoche”. Él, era un muy buen tipo, su comentario era un “hola”, un saludo para ser amigos, su simpatía era superada sólo por su talento para el análisis de los montajes y su buena predisposición para compartir un buen consejo, por eso, lamentamos mucho su temprana desaparición.
En la muestra de Andahuaylas se hace evidente el teatro múltiple, como nuestro país, se consolida el teatro quechua-andino teniendo como principales exponentes a Qallarti, José María Arguedas y Javier Heraud de Andahuaylas. El teatro del cuerpo muestra vigencia y fuerza con Magia, Escena libre y La otra orilla de Carlos Cueva, el teatro para niños es una constante, está siempre presente, y por último, el teatro que tiene como tema nuestra identidad a cargo de Olmo, Villa el Salvador, Setiembre y Yuyachkani.
Esta fue sin duda, la muestra donde se hizo uso y abuso de la máscara, y en la mayoría de casos, para ocultar la deficiencia en el texto, lo que deslució el trabajo de grupos que no tienen claro el verdadero valor de la máscara.
A decir de Hugo Salazar, “en provincia, la necesidad de espectacularidad prima sobre el concepto de puesta en escena. El código visual se apropia del código dialectal”, pero a la vez, la diversidad aparece como un elemento enriquecedor y no como un obstáculo para la unidad, es más, en lo que todos estuvieron de acuerdo, es que la gran mayoría de propuestas toman la temática nacional en una ansiosa búsqueda de una solución a nuestros problemas y la identidad de un nuevo Perú.
En Andahuaylas se instala por primera vez y de manera definitiva la mesa de críticos que tiene entre sus más caros exponentes a Alfonso La Torre, Hugo Salazar Del Alcázar y Santiago Soberón. Sobre la muestra de Andahuaylas se ha escrito mucho, pues justamente quienes conformaron la mesa de crítica eran a su vez editores de sus propios espacios de opinión en importantes medios escritos de Lima.
Las obras, se presentaron en el cine de la fundación, un enorme monstruo para mil personas que en todas las noches de la muestra, se llenaba de público ansioso de ver las obras venidas desde los rincones más apartados del Perú, de las que puedo recordar montajes como el de Algovipasa’r de Cajamarca con “Eva apurada”, Villa el Salvador con “Carnaval de otra vida”, Yawar Soncco de Ayacucho con “Cadáveres de la guerra”, Setiembre con “Padre, tierra, madre”, Olmo de Trujillo con “Democrac - crac - crac”, Magia de Lima con “El ahogado más hermosos del mundo”, Barricada de Huancayo, Huarequeque de Chiclayo, José María Arguedas, Jevier Heraud y Qallari de Andahyuaylas, Yuyachkani, Rasgos, Escena libre, Mientrastanto y Yawar de Lima, Raíces de Ancash así como Carlos Cueva y Luis Ramírez ex Cuatrotablas, quienes por vicisitudes del clima, tuvieron una estadía obligada de cuatro días más en Andahuaylas.
El sur estuvo representado por un único grupo: Rayku Teatro, clasificado en la Muestra Regional de Arequipa con “La leyenda de los gigantes” en circunstancias que la mayoría de actores de la zona se encontraban filmando en las alturas de Tacna la película “La boca del lobo” de Francisco Lombardi.
Nosotros no sabíamos del casting, no nos avisaron que se realizaría un casting para seleccionar a los actores y extras de la película, pero con el tiempo poco a poco llegaríamos a comprender aquella actitud que por lo demás, no fue la última.
Y ahora que recuerdo, aunque nos hubiesen avisado del casting... igual habríamos elegido ir a la muestra nacional en Andahuaylas.


LA III MUESTRA REGIONAL SUR EN ILO


La III Muestra Regional Sur de Teatro Peruano se realizó en el puerto de Ilo del 21 al 23 de setiembre de 1989, y esa, fue una muestra algo sui géneris.
Primero, porque por alguna razón yo sentí que estaba llevando mi primer trabajo profesional. Eran tiempos turbulentos y muy confusos para mí, me había separado de mi familia y hacía poco que Rayku se había desmembrado como grupo, y de pronto, me encontraba viviendo en una casa tan grande que sólo se escuchaba el eco de mis pasos y el sonido que hacían las arañas al tejer sus telas, entonces decidí asumir mi soledad sin más ayuda que el vehemente deseo de escribir un nuevo trabajo, y así, nació “Sucedió una vez...” el primer unipersonal que llevé al escenario; y ahora, luego de muchos años, puedo confesar que muy temerosamente, pues sabía que debería desarrollar yo solo en el espacio, la energía y perfomance de todo un grupo. Por eso desde los ensayos decidí que el personaje debería tener por sobre todo, una poderosa fuerza emotiva que despertara el interés del público por seguir la trama de la historia. El trabajo trataba sobre la soledad y nada mejor que hacerlo en un unipersonal.
Ensayé hasta el cansancio, no podía fracasar, repasaba el texto inclusive antes de quedarme dormido en las noches y era lo primero que hacía al despertar por las mañanas, y cuando sentí que ya estaba listo, alquilé un par de tachos de luz de segunda y me presenté en el local del sindicato de Electrosur terriblemente flaco y... solo.
Algún tiempo después, me invitaron a recoger la convocatoria para la muestra regional de Ilo, pues el Grupo Teatral Tacna nuevamente tenía la responsabilidad de sacar adelante este evento ante la deserción de los karguyoc “Escena Inka” de Puno. El escenario principal fue la Casa de la Cultura del INC, adaptando los dormitorios en el sindicato de pescadores con catres y colchones que había prestado el ejército.
Curiosamente, no participó ningún grupo de Puno ni Arequipa, pero sí lo hicieron tres grupos de Ilo como Expresión joven, Cepillín de José Velazco y el grupo del IST Mercedes Cabello de Carbonera, así como la mayoría de grupos de Tacna, entre los que puedo recordar La Pandilla, Rosa Azul, Exodos, Rayku y los anfitriones, El Grupo Teatral Tacna.
El día que se inauguró la muestra, Pepe, director del GTT me llama y me pregunta en privado si estaba dispuesto a dar inicio a las funciones, -claro- le respondí, y cuando subí al escenario... volví a ser el mismo de siempre.
Fue así como regresé, fue así como el teatro me envolvió en sus alas para llevarme una vez más, por el camino que había perdido en la penumbra de la noche más oscura de mi vida. Entonces allá, en las orillas del mar, hice las pase conmigo mismo y mi entusiasmo no paró hasta la muestra de Cajamarca ’90.
Algo curioso que me llamó la atención era que no había talleres, eso porque de acuerdo a lo convenido, a partir de entonces las muestras irían solas, porque los talleres por su importancia, deberían tener su propio espacio y el tiempo suficiente para poder desarrollar a cabalidad sus objetivos, por lo que las muestras regionales perdieron mucho de su brillo, pues se limitarían exclusivamente a seleccionar los trabajos para las nacionales, algunas veces, con una espeluznante frivolidad.
Ya no habían invitados de otras ciudades que nos mostraran sus técnicas enriqueciendo la difícil labor de armar un montaje. Las regionales se volvieron sosas y aburridas, incluyendo la que organizamos nosotros, excepto tal vez, la que organizó Aviñón en Arequipa ’97, por la cantidad de maestros que llegaron de Lima.
Sin embargo, he guardado una secuencia cronológica de las muestras regionales del sur como registro para quien desee hacer un estudio más profundo de su evolución:
- I Muestra – Taller Regional Sur de Teatro Peruano.
Del 26 al 30 de julio de 1986 - Grupo Teatral Tacna – Tacna.
- II Muestra – Taller Regional Sur de Teatro Peruano.
Del 1 al 8 de agosto de 1987 – Audaces – Arequipa.
- III Muestra Regional Sur de Teatro Peruano.
Del 21 al 23 de setiembre de 1989 – Grupo Teatral Tacna – Ilo.
- IV Muestra Regional Sur de Teatro Peruano.
Del 16 al 22 de noviembre de 1991- Expresión Joven – Ilo.
- V Muestra Regional Sur de Teatro Peruano.
Del 14 al 19 de noviembre de 1993 – Yatiti – Puno.
- VI Muestra Regional Sur de Teatro Peruano.
Del 5 al 9 de marzo de 1996 - Rayku Teatro – Tacna.
- VII Muestra Regional Sur de Teatro Peruano.
Del 3 al 9 de noviembre de 1997 – Aviñón – Arequipa.
- VIII Muestra Regional Sur de Teatro Peruano.
Avigñón – Arequipa.
- IX Muestra Regional Sur de Teatro Peruano.
Kapuli – Cusco.
- X Muestra Regional Sur de Teatro Peruano.
Del 23 al 26 de marzo de 2006 – Mas de nosotros – Tacna.
- XI Muestra Regional Sur de Teatro Peruano.
Del 13 al 15 de diciembre de 2007 – Teatro del sueño – Arequipa.


Además, en Tacna se realizaron las primeras Muestras Departamentales de Teatro Peruano y los Talleres Departamentales de Formación Teatral que llegaron hasta su segunda edición, tengo registro de los primeros eventos:

- I Muestra Departamental de Teatro Peruano – Tacna.
Del 6 al 8 de octubre de 1990.
- I Taller Departamental de Formación Teatral – Tacna.
Del 9 al 11 de mayo de 1991.

Los Talleres Regionales se llevaron a cabo conjuntamente con la primera y segunda muestra regional. El tercer Taller Regional se realizó por separado y estuvo a cargo de Audaces Teatro de Arequipa.


LA XIV MUESTRA NACIONAL EN CAJAMARCA


Corría enero de 1990 y para el Movimiento de Teatro Tacneño, éste fue tal vez, su momento de gloria, su más contundente confrontación y su más relevante participación en muestra alguna. Recuerdo que durante tres días, tuvimos que cruzar casi todo el país para llegar a destino (en ómnibus…para variar) ideas van, ideas vienen y el tiempo sobra para dar forma a los más increíbles proyectos que casi siempre, son olvidados en la algarabía de descubrir nuevas tierras. Cajamarca estaba a la vista y las lluvias aún no habían llegado, por lo que los apus secos y sedientos nos dan la bienvenida sin sus mejores galas. Casi doscientos teatreros venidos desde los más recónditos rincones de nuestro bien amado y maltrecho Perú, nos reciben efusivamente, confirmando que somos parte de una gran familia. Abrazos, alojamiento, los baños del inca, el cuarto del rescate, palabras del agotado organizador y la gran noche de inauguración en el patio del colegio anfitrión, se presenta el grupo Olmo de Trujillo… cuando de pronto los rayos y truenos iluminan el cielo espantando a medio mundo, la generosa lluvia serrana cae por primera vez, impregnando el ambiente con ese exquisito perfume que nace del aguacero sobre la tierra seca; cuando llueve en Cajamarca, es mejor buscar refugio. Olmo sigue actuando aún cuando el agua invade el escenario y el público observa a lo lejos agazapados desde los más increíbles lugares, y es que aquello de "la función debe continuar", es la purita verdad. ¿Y a qué viene todo esto?, a ver, a ver… ah ya!, por primera vez, Tacna participa en una Muestra Nacional de Teatro con cuatro grupos: El GTT con la obra "Panconte", La Pandilla de David Ortíz con "José el Peluquero", Rayku Teatro con el unipersonal "Sucedió una vez" y Rosa Azul de Roberto Palza con "Vallejo". Fue en esa generosa tierra de Cajamarca, que Tacna mostró por primera vez a los delegados del país entero, la calidad y amplia gama de su teatro popular, teatro hecho a puro pulmón, sólo con el esfuerzo y el bolsillo de sus propios teatreros para grandeza de la cultura tacneña.
Pero no podemos ser mezquinos y dejar de mencionar que en aquella oportunidad, la muestra nos pagó los pasajes, nos dieron alimentación de primera, alojamiento en hotel, fiesta de despedida y hasta un tour turístico… ¿quién lo creyera… no?
Aquella vez el teatro Cajamarca se encontraba en reparación desde hacía algunos años, por lo que tuvo que usarse tres escenarios alternativos e inapropiados para la exigencia de una muestra. Los escenarios fueron Colegio N° 91, el auditorio del Instituto Pedagógico y el comedor San Vicente de Paul.
Recuerdo las presentaciones de Huarequeque de Chiclayo con “Camino de rosas”, Barricada de Huancayo con “Preludio al verdadero día del maestro”, Expresión de Huancayo con “Corazón de fuego” de María Teresa Zúñiga, Hormiga de Tarapoto, Yurimaguas, Jevier Heraud de Andahuaylas, Kapuli de Cusco, Yuyachkani con “Contra el viento”, Yawar, Maguey y Los Tuquitos, Javier Maraví con “La hija del rico” y Mientrastanto de Lima con “El guante blanco”. Hubo difusión en los distritos de Huambocancha y Porcón.
Luego de la muestra se instala el I Congreso del MOTIN (Movimiento de Teatro Independiente del Perú) y se incorporan dos grupos tacneños más: Inti de Miguel Camacho y Exodo. Al finalizar la plenaria, un furibundo David Ortiz sube al escenario para ser designado, reconocido, oleado y sacramentado como Coordinador Regional del Sur, luego, conformamos la primera junta departamental y durante dos años consecutivos, se realizaron las muestras y talleres departamentales de teatro.
Una de las características más resaltantes de los montajes en la muestra en la ciudad de los carnavales, sin lugar a dudas fue la violencia como elemento recurrente, así como lo que pareciera ser una permanente y persistente búsqueda de nuestra identidad.
Se consolida la dramaturgia del texto y los autores sobre la creación colectiva y se puede ver la transgiversación de los mitos fruto de un proceso histórico.
Alfonso La Torre calificaría el evento como “la muestra del no personaje” por el privilegio de la historia contada sobre la personalidad de los personajes.
Sin embargo, si hay algo que siempre llevaré como recuerdo entrañable de Cajamarca, son las dos críticas más honestas que he recibido en mi vida de teatrero.
Una vez concluida mi presentación, Carlos Cueva, ex Cuatrotablas recién llegado de Alemania con su grupo “La otra orilla”, subió al escenario y se acercó a mí, me dio la mano y dijo... “gracias”... y se fue. Al día siguiente Rodrigo Montoya, quien conformaba la mesa de críticos desde Puquio, dijo: “Edgar Pérez, quien hizo el personaje de loco, es un buen actor... a no ser que me equivoque, porque del otro actor de Tacna que hizo de niño también dije lo mismo, pero me equivoqué porque cuando hizo uso de la palabra, demostró que... era un niño”.
Durante el primer congreso en Cajamarca, se suscitó un desentendido con los Yuyachkani. No sé si esa es la razón exacta, lo cierto es que a partir de allí, los Yuyas dejaron de asistir a las muestras, tampoco se vería más a La Tarumba, Setiembre, Raices, Edgar Guillén, entre otros, y eso me llena de mucha bronca y nostalgia porque sinceramente, en las muestras disfruté mucho de sus trabajos, y es una lástima que las nuevas generaciones de Motineros no tengan la misma oportunidad que tuve yo.


LA IV MUESTRA REGIONAL SUR EN ILO

A la III Muestra Regional Sur de Teatro Peruano1989, organizada por el Grupo Teatral Tacna en Ilo, asistieron solamente grupos de Ilo y de Tacna.
La ausencia de Puno y Arequipa fue nefasta para la zona sur porque de acuerdo a la distribución de cupos para cada regional, que se define de acuerdo a la cantidad de grupos asistentes en la muestra anterior, para la IV regional clasificarían sólo dos grupos, quienes junto al grupo organizador asistirían a la nacional de Cusco ’92.
La IV Muestra del Sur se llevaría a cabo nuevamente en el puerto de Ilo del 16 al 22 de noviembre de 1991, esta vez, organizada por el grupo Expresión Joven bajo la dirección de Gladis Grundi.
En un inicio, la muestra tuvo serias deficiencias de organización, la primera noche tuvimos que buscar nuestro propio alojamiento, luego, dormiríamos sobre colchones en el mezanine de la Casa de la Cultura del INC.
Recuerdo que la reunión plenaria que se inició después de la última función de la muestra, se prolongó hasta las seis de la mañana y cuando nos disponíamos a descansar, llegaron a llevarse los colchones.
Sin embrago, y por más esfuerzo que hago, no logro recordar ningún acuerdo importante para el movimiento teatral en aquella larga, tediosa, inútil y más aburrida plenaria de toda mi vida.
Luego de aquella regional, ninguno de los grupos de Ilo volvió a participar en las muestras.
No conozco de alguna agrupación teatral representativa de la ciudad de Moquegua que haya participado en alguna muestra. Obviamente Moquegua no tiene tradición teatral, pero ello es compensado largamente con una magnífica tradición pisquera.
En esta oportunidad, sí asistieron grupos de Tacna, Arequipa, Puno e Ilo, y quedó claro que uno de los grupos clasificados sería Yatiti de Puno con la obra “El zorro y el cuy”, dada la calidad del trabajo, por lo que la disputa sería para clasificar al segundo grupo. En circunstancias que un director arequipeño definiría como “un acuerdo entre grupos, incluidos los de Tacna” se otorgó la clasificación a “Ilusiones” de Arequipa con la obra “Jugando a la historia”, una adaptación de la obra “El sol bajo las patas de los caballos”.
Sin embargo no me di por vencido, escribí una extensa carta a los organizadores de la muestra de Cusco a fin de que me permitieran estar presente ya sea como invitado o como lo que fuere. Ante un prolongado silencio, me comuniqué telefónicamente con la comisión organizadora, respondiéndome que lo iba a consultar. Llamé algunas veces más, justo en momentos en que nadie se encontraba, lo que interpreté como un “no”.
Sin embargo, Tacna sí estuvo presente en la XV Muestra Nacional de Teatro Peruano en la ciudad de Cusco a través del Grupo Teatral Tacna a quienes aceptaron su participación como grupo invitado con la obra “Contrabando”.


LA XVI MUESTRA NACIONAL EN YURIMAGUAS

La muestra de Yurimaguas, la perla del oriente, tiene un especial significado para mí.
Porque retomé las muestras nacionales y además, porque no conocía la selva, la había visto solamente en dos dimensiones, y nunca encontraba el momento oportuno para emprender aquel viaje que me permitiera experimentar ese calor que decían, sofocaba a los impíos como en el infierno; quería percibir el aroma de la jungla, sus ruidos, la fuerza de la lluvia sobre la vegetación, sus comidas, su cultura y la forma en que sus gentes interpretaban el entorno.
Pero por sobre todo, quería conocer las propuestas escénicas de los grupos de la selva que suponía yo, llegarían en cantidad con una gran variedad de temas, y particularmente, conocer la forma en que interactuaban ese arte tan occidental como es el teatro con mitos de tradición oral que se mantenían puros desde la llegada del primer hombre.
Una vez más, la muestra vino a mi encuentro y me brindó la inmejorable oportunidad de emprender el viaje, por lo que decidimos embarcarnos dos días antes para impregnarnos de todo y ponernos al día antes que comience el evento.
La XVI Muestra Nacional de Teatro Peruano se llevó a cabo durante la fiesta patronal de la Virgen de las Nieves del 5 al 15 de agosto de 1994. La organizó el grupo Yurimaguas bajo la dirección de Javier Acevedo y las cabezas visibles de la comisión organizadora eran Pepe Ordoñez y Luis Alberto Sánchez a quien conocí en el congreso de Cajamarca, ellos nos recibieron con una gran amabilidad y nos brindaron el primer y único alojamiento disponible: un colchón en el suelo, junto a Daphme Viena Oliveira, actriz de Iquitos que había arribado con nosotros.
Poco a poco empezaron a llegar los grupos participantes, entre los que recuerdo Polifacético de Jeberos del Alto Amazonas con “El rescate”, Ikaro de Iquitos con “Al borde del silencio”, El color de la forma de Andahuaylas, Llaqtaymanta de Huancayo con “Qashua”, Waytay de Lima con “Listo pa’sembrar”, Arena y Esteras de Villa el Salvador con “La carreta de los sueños”, los anfitriones con “Naha”, Mueca de Chiclayo, los acalorados Yatiri de Puno al mando de Juan Vilca con “Jatun Yachaywasi”, Daphne Viena con el monólogo “La embarcada”, Duik Múnn con “Que pare la lluvia”, Arenas y Polifacético de Yurimaguas, Tinaja y Urcututu de Iquitos, Rayku de Tacna con “Cuando muere el caracol”, los Tuquitos con “La conquista”, Delfina Paredes con el monólogo “Evangelina”, Teatrín de Ica con “El monte Calvo”, Muchik de Trujillo con “Desde las tinieblas”, el color de la forma de Andahuaylas con “Rasuñiti”. También participaron Acambu de Argentina y Giratablas de Costa Rica. No llegaron Pataclaun, los dirigidos por Alonso Alegría, Brequeros, Magia y Proyecto Tirulato de Lima.
Algunos grupos decidieron presentarse en un espacio alternativo: el patio cerrado de la IST, allí vimos a Dina Buitrón de Barricada con “Voz de tierra que llama” de Eduardo Valentín, trabajo que plantea de forma estilizada el tema de retorno de los desplazados por la violencia política, trabajo en el que hasta la lluvia formaba parte del espectáculo, pues cuando la acción era la protagonista, la lluvia retumbaba dado alaridos contra el techo de calamina, como queriendo acompañar los acordes de la guitarra Wanca, pero cuando Dina pronunciaba su texto, la lluvia amainaba para no interrumpir.
Los trabajos de la selva mostraron propuestas escénicas con técnicas sencillas, primó la naturalidad en las acciones de los actores con personajes en su mayoría míticos y zoomorfos; las historias son predominantemente adaptaciones de costumbres, mitos, ritos y leyendas que dominan gran parte de la idiosincrasia del pueblo amazónico, muchas veces el dialecto nativo reemplaza al español haciendo difícil el cabal entendimiento de los trabajos, pero en líneas generales, de la selva su teatro, es colorido, musical y sobre todo entretenido.
El espacio donde se presentaron los montajes de caja, fue el cine-teatro de Yurimaguas, un pequeño recinto con techo de calamina que inmisericordemente, acumulaba en su interior el calor del día, y que durante las funciones mantenía unos asfixiantes cuarenta grados de temperatura; aquella vez presenté “Cuando muere el caracol”, un unipersonal que tiene como historia la imposibilidad de contar historias, y cuyo personaje usaba pasamontañas y poncho de lana, por lo que en aquel momento la sensación de calor en mi cuerpo sobrepasaba los cuarenticinco grados. Por ello, en una rápida decisión sobre el escenario, aceleré el ritmo de la obra para terminar lo más pronto posible antes que el calor me privara en mitad de la función, y fue así... como ofrecí la peor actuación de mi vida.
Hugo Salazar del Alcazar, quien conformaba la mesa de críticos junto a Imelda Vega, Rodrigo Montoya, Alfonso La Torre y Aude Logger (Holanda) diría después: “Obras que se derriten con el calor de Yurimaguas”. Mi presentación fue un verdadero fiasco, qué duda cabe, fue difícil recuperarme, pero se aprende más de los errores que de los aciertos.
Recuerdo que Pilar Flores, reportera del diario “El Comercio” enviada a la anterior muestra de Andahuaylas dijo en su informe: “¿Será porque la muestra fue en Andahuaylas, donde casi todo el pueblo es bilingüe: quechua-español, que primaron las obras sobre el ande y un buen número con texto en quechua, incluyendo grupos de la costa como el de Tacna?”.
Ojalá fuera cierto, así, no habría tenido que ir con poncho y pasamontañas a Yurimaguas.
Hubieron muchas voces disonantes sobre la supuesta muerte de la muestra y del Motin; ello, a raíz de la no presencia de varios grupos de Lima.
Había quienes interpretaban aquella ausencia como un desinterés de participar en las muestras, lo que marcaba el principio del fin de un movimiento que estaba teniendo sus últimas convulsiones de agonía.
La ausencia de grupos limeños como Ytirulato, Brequeros y otros de la región sur, se debió a la imposibilidad de conseguir los pasajes aéreos hasta Yurimaguas, vía obligada para llegar hasta tan apartado lugar, incluso nosotros mismos, no habríamos podido llegar si no fuera por el patrocinio de la ZOTAC.
El tiempo se encargaría de darme la razón, pues en los siguientes encuentros de Huancayo, Comas y Cajamarca, quedó claro y evidente que la muestra y el Motín, siguen vivos y con más energía que nunca.
Coincidentemente, la muestra se desarrolló en las fiestas patronales, por lo que nos ganamos también con las celebraciones. Las noches eran largas, calurosas, amenas y ruidosas; luego de las funciones nos íbamos al barrio de turno a bailar la “Macarena” con el grupo “Saturno”, pero más allá de lo frívolo que esto pueda sonar, el espacio era propicio para hermanarnos aún más entre teatreros, directores, técnicos, críticos, maestros y el pueblo de Yurimaguas, y eso también... es la muestra.


LA XVII MUESTRA NACIONAL EN HUANCAYO


Al grito de ¡Wanka Walarshmi ‘Ka! (Soy wanka por algo) la XVII Muestra Nacional de Teatro Peruano se realizó en la incontrastable ciudad de Huancayo del 26 de mayo al 3 de junio de 1996, y estuvo organizada por el grupo Barricada bajo la batuta de su director Eduardo Valentín.
Conforme al programa entregado por los organizadores, los participantes de aquella inolvidable fiesta de nueve días, serían Yuyachkani, Cuatrotabla y Setiembre de Lima, Ilusiones de Arequipa, Pandokeim de lima, Muchik de Trujillo, Futuro de Arequipa, Yawar Sonqo de Ayacucho, Rayku de Tacna, Cahuapanas de Alto Amazonas, Los ángeles de Arequipa, Aviñón de Arequipa, Villa el Salvador de Lima, Polifacético de Loreto, Los Tuquitos de Lima, Expresión de Huancayo, Waytay de Lima, Imágenes de Lima, Yawar de Lima, Yurimaguas de Yurimaguas, Clavo y Canela de Lima, Geniecillos Dominicales de Lima, Teatro para todos de Trujillo y los anfitriones... Barricada.
Uno de los aportes más importante del encuentro en Huancayo, fue la súbita muerte de aquella falacia que la muestra y el motín estaban en agonía, claro, ya no había ausencia de grupos por la lejanía como sucedió en Yurimaguas, Huancayo estaba a cinco horas de Lima, tal vez a cuatro, dependiendo de la pericia del chofer, es decir, aquisito nomás, y esta vez, ya no había disculpa para faltar, por lo que ya nadie se atrevió a insistir con la macabra hipótesis de una muerte anunciada.
El espacio principal para las presentaciones, estaba ubicado en la plaza mayor de la ciudad, y pertenecía a una congregación religiosa; el teatrín estaba tan mal diseñado, que sólo se podía ver el escenario completo a partir de sexta fila.
Fue en ese espacio que se presentó Ilusiones de Arequipa con el difícil montaje “El público”, Futuro con “El último viaje” y Aviñón con “Vladimir, por Lima lo hizo Tuquitos que dirige Jerery Galarreta con “¿De qué te quejas?”, Geniecillos dominicales con “El rescate del wawa” y el grupo Imágenes, conformado por actores con síndrome de Down, por Ayacucho Yawar Sonqo y el grupo Yurimaguas con “Expiación”.
Recuerdo que a media muestra se presentó un grupo que usaba una botella de licor como elemento de su montaje, esa noche, luego de la función, se bebieron el licor y dejaron la botella vacía tras el telón de fondo, entonces los “dueños” del teatrín encontraron la botella y en una decisión que seguramente pretendía salvar a la humanidad de las perversiones pecaminosas de los teatreros, dejaron a la muestra sin escenario.
Entonces hubo que adaptar un pequeño espacio que era del Instituto Nacional de Cultura, trabajo a cargo de aquellos magos que acompañan a los actores en las muestras y que conocemos como técnicos, y de quienes casi nadie se percata de la importancia que tienen. El asunto quedó resuelto y allí mismo se presentó Waytay con “Con nervios de toro”, Cuatrotablas con “Sueño de una noche de verano”, Expresión de Huancayo con el mejor trabajo de la muestra “Zoelia y Gronelio” de María Teresa Zúñiga.
De especial significado para mí, fue la presencia de Yadi Collazos, actriz del grupo “Setiembre” y ex presidenta de la Junta Directiva del Motin. Durante la muestra de Yurimaguas, hablé por teléfono con ella, me dijo que tal vez no asistiría pues el calor podría hacerle daño, “pero seguramente, nos veremos en la próxima nacional”, dijo.
La próxima nacional para mí, fue Huancayo y ella cumplió. El viaje le cayó mal, tenía apariciones esporádicas en la muestra, cuando la vi, estaba sentada en primera fila, esperando la función, me acerqué, la abracé, le pregunté cómo se sentía -bien- me respondió, luego me fui para no verla nunca más.
Fue en la muestra de Huancayo donde Yady se despidió de ese maravillosos mundo llamado teatro, fue la magia del teatro que le daba esa vitalidad para seguir batallando por la vida. Yady se despidió de la forma en que ella hubiera elegido hacerlo mil veces, espectando a sus compañeros. Hoy ya no se encuentra entre nosotros, pero desde donde esté, estoy seguro que sigue la evolución de las muestras.
Pero, para ser absolutamente sincero, la de Huancayo, fue también la última muestra en que vi a Hugo Salazar Del Alcázar, maestro, crítico, tacneño y mejor amigo.
Hugo... de haber sabido que no te vería más, te habría dado un fuerte abrazo, seguramente habría derramado alguna lágrima y luego, hubiera seguido el camino que aún me toca andar; pero, que bueno que no haya sucedido así... porque detesto las despedidas... detesto irme... detesto cuando los amigos se van.


LA XVIII MUESTRA NACIONAL EN COMAS


“Comas o no comas, teatro en Comas” decían las pancartas que risueñamente nos daban la bienvenida a la ultra, recontra y super contaminada ciudad de los Virreyes.
A la XVIII Muestra Nacional de Teatro Peruano en Comas que se llevó a cabo del 21 al 30 de agosto de 1999, llegamos como grupo invitado gracias a la gestión y benevolencia de nuestro amigo Tomás Temoche del grupo Yawar de Lima.
Llevamos nuestro recién estrenado montaje “¿Cómo?” un experimento de comedia Clown con vestuario negro que trataba sobre la llegada de los españoles a América y el encuentro de Felipillo con Pizarro. La obra era una burla, un sarcasmo, una joda contra la historia oficial escrita y heredada por los españoles y que aún hoy, se sigue enseñando en las aulas del país, era un reclamo a falacias como “Descubrimiento de América” y “Encuentro de dos mundos”; la escribí visceralmente y la representamos con desenfado especialmente para ese público que aún piensa que fuimos descubiertos por los españoles.
La muestra se realizó con el auspicio de la Municipalidad de Comas. La alimentación era en un comedor popular muy cercano a la plaza, pero las cosas no andaban a la velocidad que ameritaban las circunstancias por lo que se formaron varias comisiones, entre la que estaba la del comedor conformada por Audaces y Aviñón de Arequipa, quienes tenían la noble tarea y el alto compromiso de asegurarse que el desayuno, el almuerzo y la cena se encuentren listos a la hora en que el hambre aprieta.
El alojamiento fue en hostales, algunos con nombres tan curiosos como “Sin comentarios”, con camas redondas y espejos en la pared. El escenario era el muy recientemente inaugurado auditorio municipal a un costado de la municipalidad. Todo era nuevo, no se podía tocar nada, pero al final, aceptaron sacar el enorme equipo de ventilación que se encontraba en la parte alta del escenario y que era una especie de armatoste que distorsionaba la armonía del espacio.
La gente hacía cola para ver los espectáculos, por lo que cuando terminaba una función, el público se retiraba para que ingrese un nuevo público para ver el próximo trabajo.
Recuerdo que una de las grandes sorpresas de la muestra que me emocionaron mucho, fue cuando salimos y encontramos a “La Tarumba” con las luces y todo su equipo armado en la plaza de Comas, listos y dispuestos para ofrecernos una demostración de su espectáculo circense, y no pude evitar recordar cuando los vi por primera vez allá por el año 1986 en Puquio con la obra “Calla Domitila”, cuando Fernando corría por el auditorio perseguido por su compañero y al final, los niños le pedían que repitiera la carrera, a lo que Fernando respondió “¿Ustedes saben cuántas Coraminas me he tomado para correr así?”. Noche fabulosa.
También nos regocijamos a ver al Proyecto a cargo de Ana Correa, muchachos que nos hicieron una demostración de su trabajo con música en vivo y enormes andamios que formaban parte del montaje.
Pero también hubo demostraciones de trabajo por las mañanas en el teatrín, como la de Yuyachkani que nos mostró la secuencia de una danza de las tijeras y cómo esta podía formar parte luego del montaje “Diálogo de zorros”, La inigualable Pilar Nuñez de Cuatrotablas, nos impresionó con una demostración de trabajo de voz.
Sin embargo, aquí debo detenerme un momento para rescatar la figura de Tomás Temoche Varías en ésta y otras muestras. Es inevitable reconocer en Tomás, al principal y más importante promotor de las muestras y talleres regionales y nacionales en el Perú, y no solo eso, también como uno de los principales impulsores del Festta (Festival Escolar de Teatro Tupac Amaru - Secundaria) y el Festepy (Festival Escolar de Teatro Paco Yunque - Primaria).
Tomás Temoche es del tipo de personas que tal vez no le guste usar pañuelo, pero puede hacer alarde de un profundo conocimiento del teatro universal y la obra de genios como Stanislawsky, Breck, Grotowsky, Peter Brook y otros. Tomás es muy culto, es una enciclopedia ambulante, genuino hombre de pueblo que tiene la capacidad de compartir una mesa de crítica y debate con la gente más avezada del mundo ligh.
Casi a diario recibimos por la web, detalles del trabajo que viene desarrollando con gente joven en la difusión de un teatro comprometido por una sociedad más justa, por y para esa gran mayoría de personas, sobre todo niños, que no tiene acceso al arte dramático como medio de cultura, de educación y reflexión.
Tomás Temoche es el personaje más insigne del teatro peruano que conozco.
Él recibe a diario homenajes, como tener la satisfacción del trabajo realizado, porque cree firmemente que para recibir en abundancia, hay que dar. Si tuviéramos en el Perú más ciudadanos como Tomás, éste sería sin dudas, un buen lugar para vivir.



XXII MUESTRA NACIONAL EN CAJAMARCA


Abril de 2007.
Solícitos y entusiastas, respondemos a la convocatoria para participar en la XXII Muestra Nacional de Teatro Peruano. Entre la oscuridad que precede al día, puedo percibir claramente las vueltas en bajada que da el ómnibus; señal inequívoca que nos estamos acercando a nuestro destino.
Las primeras luces del alba nos traen el saludo de los apus llenos de un hermoso verdor salpicado de un amarillito amarillando que dan las retamas, y allí, en el fondo del valle, Cajamarca, iluminada por el resplandor de un maravilloso sol naciente.
Primer día de la muestra, la adrenalina está al tope, mi corazón late más rápido, debe ser la altura o tal vez la emoción de encontrarme en el más importante evento del teatro independiente peruano.
Una ducha y de inmediato al pasacalle, el mismo que termina en la Municipalidad cuyo Teniente Alcalde nos hace entrega del emblema municipal en señal de bienvenida.
Llega la tarde y con ella llegan también las presentaciones teatrales; entonces un torrente de imágenes y códigos semióticos desfilan ante mis ojos, y emociones y sentimientos encontrados se aglutinan en mi cerebro tratando de encontrar un orden de interpretación.
Después de ver a Cuatrotablas, Esparta y Aqualuna, percibo un mesianismo limeño que a su vez es un derrotero, algo así como una propuesta líder de la cual se desprenderán luego otras propuestas, exceptuando a Zapatos Rotos y Pucayacu, cuyos montajes continúan en la consistencia de los '90, lo cual, no necesariamente son malas nuevas.
Por eso, me preocupa la interpretación que se le da a la propuesta de Teatro FIA de Piura, porque no considero coherente que alguien diga "No comprendo porqué insisten en propuestas obsoletas que no despiertan el interés de nadie", bueno, en Piura la propuesta funciona y funciona bien, tal vez con una acertada dirección y un trabajo actoral más disciplinado, el montaje a aquel muy buen texto habría funcionado mejor; esa obsesionada búsqueda de lenguajes vanguardistas impulsados por una competencia hacia la originalidad y que ha llevado al desquicio a muchos grupos, no es propio de provincias, supongo que allá, el público asiste plácidamente solamente a disfrutar de un espectáculo sin preocuparse si su lenguaje es vanguardista.
A Deciertopicante de Tacna, que debe leerse como "Desierto con un cierto sabor picante" le toca el segundo día en el Centro de Convenciones "Ollanta", extraordinario escenario con excelente acústica, un sorprendente equipo de luces y butacas para 900 espectadores.
La propuesta "Los cactus sedientos de Luisa" es buena, pero mejor aún es el desempeño de los actores liderados por Roberto Palza, pupilo de Mario Delgado de quien dijo "No sé cómo hace Roberto para ser autor, actor y director" seguramente a Mario la pregunta le estuvo dando vueltas hasta la noche en que Rayku Teatro hizo su presentación.
Otro comentario a propósito del montaje de Roberto se suscita cuando parte de la crítica haciendo un preámbulo a su evaluación, dijo "Es un grupo profesional porque se dedican a tiempo completo al teatro, no como otros que sólo se preparan para las muestras" No sé a quienes se refiere exactamente, me gustaría saber cómo es que la crítica sabe eso ¿Crítica basada en chismes?, algunos grupos de Tacna, estamos acostumbrados a la puñalada por la espalda, por ello, no me sorprendió cuando parte de la crítica para evaluar a un grupo, tenga que desprestigiar a otro.
En todo caso, hay críticos como Lucho Paredes, Santiago Soberón y Tomás Temoche que a parte de asistir a las muestras del Motin, también asisten a los Festtas, Pacos Yunques y sus acertadas críticas y comentarios podemos leerlos casi a diario en la WEB, pero también hay una crítica festivalera que sólo se prepara para las muestras, "lo cual no digo que esté mal", lo cuestionable es que encima, hacen gala de parcialidad y falta de ética como aquella por ejemplo de no abstenerse de hacer comentarios a trabajos que no se han visto en su totalidad.
Un último comentario que me parece importante resaltar y que nace a partir del montaje de Roberto, fue el de la intención de conceptualizar la palabra "profesional".
Por ejemplo, Mario sostiene que el profesional del teatro es aquel que se dedica a tiempo completo a la actividad, pero cuando en otra época sostuvo que en el Perú no existe la crítica profesional, se refería, aclaró él, a que en el Perú no existe un ente institucionalizado formador en crítica, como por ejemplo una facultad o una escuela; entonces, ¿no basta que un crítico se dedique a tiempo completo para ser profesional?, en lo personal, yo considero que profesional es aquel que entrega un trabajo elaborado con responsabilidad, razonable en términos de calidad y que logra los objetivos para los cuales fue creado, y para ello, es cierto que la acumulación de conocimientos es esencial, pero no tanto como el talento y la imaginación, aún cuanto se trate de un autodidacta.
El último día, encontramos a Barricada de Huancayo con la obra "La revolución de los pingüinos" que dirige Eduardo Valentín.
Huancayo es tierra de buenos actores y dramaturgos, como María Teresa Zúñiga, Javier Maraví, Dina Buitrón y el propio Eduardo Valentín, quien a través de sus montajes, ha iniciado esa vieja tradición, también es mérito de Eduardo, el haber instaurado el Festta, el más importante festival de teatro escolar que tiene nuestro país y que año tras año, va adquiriendo mayor trascendencia.
La revolución de los pingüinos, es uno de esos extraños montajes en que la forma nos toma desprevenidos y nos sorprende tratando de descifrar la visión del dramaturgo.
El mensaje de Eduardo es evidente, como evidente es su intención, pero el lenguaje es digno de un comentario sencillo y puntual.
A diferencia de los cazadores del lenguaje vanguardista, a Eduardo le cabe el honor de exhibir el logro y no exhibir su búsqueda.
El último día también, se presenta Rayku Teatro de Tacna con "La metamorfosis de la luz" y como obviamente he perdido la objetividad con respecto a mi propio trabajo, para referirme a él debo necesariamente recurrir a las apreciaciones de quienes estuvieron cómodamente sentados en las butacas.
Tomás Temoche dijo "El trabajo de Rayku Teatro nos demuestra que el buen teatro no necesariamente está en Lima... ir a ver a Edgar Pérez, es como ir a una fiesta, es como echarse colirio a los ojos... a los treinta minutos Edgar ya se tenía al público en el bolsillo... Edgar nos obliga a verlo, es imposible no verlo en el escenario y seguir la secuencia de su actuación... Edgar no necesita hacer brincos ni pararse de cabeza en el escenario, es un actor con presencia...". Gracias Tomás por la crítica, y te felicito por tu buen gusto.
En conclusión, la XXII Muestra Nacional de Teatro Peruano de Cajamarca 2007, organizada por el grupo Algovipasa'R, fue una muestra memorable, con muy buenos trabajos, buenos escenarios, buen equipo técnico pero poco público, queda evidenciado que en provincias está la calidad y la fuerza del teatro independiente, queda evidenciado también, que pese a las voces disonantes, el Motín está vivo y en plena ebullición, que el teatro popular nunca perdió su vigencia y que Cajamarca, como lo fue en un principio, hoy nuevamente marca el punto de partida de una fuerza vital y colectiva que nos impulsa hacia adelante, indefinidamente.
Yo, que anduve por ocho muestras nacionales, cinco Festtas nacionales y otros eventos internacionales, puedo afirmar sin temor a equivocarme que la muestra de Cajamarca, es en muchos aspectos, la mejor de las habidas jamás y ello, quedará en mi memoria y la retina de mis ojos por siempre.


EPÍLOGO


La muestra, es la mayor fiesta del teatro independiente del Perú.
En un lugar y fecha acordados previamente, cientos de actores se reúnen para mostrar al pueblo anfitrión, sus más recientes producciones teatrales.
Es un aquelarre de características muy singulares que la convierte en única en el mundo.
La organización de la muestra le corresponde al grupo que por tal motivo pasa a ser denominado Karguyoc, designado o autodesignado en la reunión plenaria de la muestra anterior y confirmado luego por el congreso. Generalmente el Karguyoc es un grupo con experiencia y largo recorrido en las muestras, que ha observado los aciertos y desaciertos de eventos anteriores y que en el lapso de dos años, deberá lograr el apoyo de instituciones de su localidad para básicamente, dar alojamiento y alimentación a aproximadamente trescientas personas entre actores, directores, técnicos, críticos, cronistas y algunos invitados especiales. Además, está el asunto del escenario y el aspecto técnico, pues la muestra requiere necesariamente de un teatro con escenario adecuado, un buen equipo de sonido y un juego de luces respetable, pues hay montajes con libreto de luces tan complejo que pueden resultar un verdadero dolor de cabeza para los técnicos.
Algunos Karguyoc lo lograrán y con creces, por eso hubo muestras en que nos alojaron en hoteles y se sirvieron los alimentos en restaurantes, y donde además se contó con extraordinarios equipos de luces como en Cajamarca 2007.
Otros no lo lograrán, harán su mejor esfuerzo pero como casi siempre suele suceder, la gran mayoría de instituciones públicas y privadas tienen muy poca predisposición para apoyar la labor cultural y menos aún, tratándose de una disciplina tan extraña y poco usual como el teatro, por ello, es que la mayoría de veces, hemos dormido sobre colchones en el suelo, en aulas de colegios que algún benevolente director prestó por algunos días aún a costa de perder clases.
Por ello, son los propios grupos quienes constantemente reinventan nuevas formas de gestión y organización del evento más importante del teatro independiente peruano, y ese, es otro de los factores que hacen posible que perdure en el tiempo en un país donde no existe una política cultural, ni siquiera, una ley del teatro que permita disponer de normas tendientes a facilitar la organización de eventos de confrontación como la muestra.
Los grupos, luego de reinventar esas nuevas formas de gestión, las comparten con sus compañeros en las siguientes muestras, de tal manera que sea una experiencia compartida y por ende, útil y aleccionadora, pautas que harán más fácil la difícil tarea de asumir la responsabilidad de organizar una muestra.
Contar con una critica especializada con los aportes desde diferentes ópticas y disciplinas profesionales como la sociológica, antropológica, psicológica, etc. es posible sólo en las muestras. La mayoría de las veces, los trabajos presentados llegan sin antes haber tenido un análisis serio con aportes constructivos que permitan la evolución de la obra, por carecer en sus lugares de origen, de una fuente crítica más allá de las apreciaciones, que bajo el análisis perceptivo, permita contar con aportes para el perfeccionamiento del trabajo teatral. Además es muy común que la critica quede registrada para el archivo y el posterior análisis en los medios de comunicación, especialmente los diarios de circulación nacional después de la muestra.
Sin embargo, durante la muestra, la crítica también recibe crítica de parte de los teatristas, muchas veces, incómodos y fastidiados por los desaciertos producto de una mala interpretación o apreciación al trabajo, otras veces la crítica es acusada de parcialidad por diferentes razones, entre las que la razón afectiva no está ausente.
Pero la paradoja más importante de la muestra es que mientras la crítica es criticada muchas veces con una retórica feroz, son los propios teatristas quienes exigen la presencia de la mesa de crítica en cada muestra.
Lamentablemente no pude estar presente en todas las muestras nacionales desde 1985. Estuve ausente de Cusco 1992, Arequipa 2001, Huánuco 2003 y Ayacucho 2005. Sin embargo, y pese a aquellas ausencias, puedo asegurar que en el Perú de hoy, la muestra se constituye en un formidable espacio de formación, confrontación y crítica teatral para los grupos, especialmente del interior del país organizados en el Movimiento de Teatro Independiente - MOTIN. Su mayor logro es que se sostiene por sí misma, sin el apoyo del estado, que recorre a lo largo y ancho del país en su ejecución y que en cada edición, renace más revitalizada y entusiasta; fenómeno sin igual en el resto del mundo.
La secuencia de las Muestras Nacionales de Teatro Peruano desde 1985 es la siguiente:


- XI Muestra Nacional de Teatro Peruano – Cusco 1985.
- XII Muestra Nacional de Teatro Peruano – Puquio 1986.
- XIII Muestra Nacional de Teatro Peruano – Andahuaylas 1988.
- XIV Muestra Nacional de Teatro Peruano – Cajamarca 1990.
- XV Muestra Nacional de Teatro Peruano – Cusco 1992.
- XVI Muestra Nacional de Teatro Peruano – Yurimaguas 1994.
- XVII Muestra Nacional de Teatro Peruano – Huancayo 1996.
- XVIII Muestra Nacional de Teatro Peruano – Comas 1999.
- XIX Muestra Nacional de Teatro Peruano – Arequipa 2001.
- XX Muestra Nacional de Teatro Peruano – Huánuco 2003.
- XXI Muestra Nacional de Teatro Peruano – Ayacucho 2005.
- XXII Muestra Nacional de Teatro Peruano – Cajamarca 2007.


La muestra, es la escuela por excelencia donde confluyen todas las escuelas y los múltiples teatros de nuestro país, el teatro del cuerpo, el teatro quechua-andino, el teatro infantil, el teatro contestatario, el buen teatro y del otro también.
Sólo en la muestra, podemos observan ese múltiple teatro de nuestro pluricultural país. Ese conglomerado de propuestas venidas desde los más apartados rincones del Perú, y que se manifiestan al unísono, en un mismo escenario, al son de un cántico mágico y mítico que une y hermana.
Por desarrollarse cada vez en diferentes regiones del país, la muestra permite que los grupos participantes viajen a través del Perú, conociendo nuestra tierra, conociendo los pueblos apartados y conviviendo con sus gentes, y lo que es más importante, conociendo su idiosincrasia, cómo piensan de ellos mismos y cómo piensan de nosotros. Yo soy una prueba de ello, si acaso he viajado por gran parte del territorio nacional, es por haber ido, entusiasta, a participar de las muestras, que cada vez, se realizaban en un extremo diferente.
Pero las muestras también tienen una poderosa fuerza oculta: aquella que suma, pues por la fuerza motivadora de las muestras, muchos grupos se multiplicaron; una forma particular pero válida de perpetuar la especie teatral.
Yo mismo provengo de un grupo madre, y de mi grupo, otros salieron para formar nuevos grupos, y ello en gran medida por la motivación que se desprende de la muestra, de querer participar por cuenta propia en ella, de someterse a la crítica, de confrontar y presentarse con una estética nueva, peculiar y diferente, es decir, con una personalidad propia.
Pero por sobre todo, la muestra se constituyen en una poderosa fuerza de integración entre teatristas de todas las regiones del país, hermanando, juntando, constituyéndose en un espacio que permite el intercambio de experiencias y opinión de las múltiples formas y maneras de ver y expresar el teatro peruano.
Esa fuerza integradora es hoy uno de sus mayores logros y la razón invisible que la mantiene unida, es una fuerza primigenia y desconocida como aquella que terminará por unir a los hijos de esta tierra para empezar a construir un Perú más justo para todos.
La muestra ha demostrado a través de los años que esa unión es posible, que es posible la convivencia en armonía, que es posible tener una meta común, la muestra a demostrado que sin importar el lugar de origen, los peruanos podemos pensar en la unión de las sangres, que se puede trabajar hermanados para hacer posible las tareas imposibles.
La existencia de la muestra es prueba irrefutable de ello, porque un grupo de hermanos venidos de todos los lugares del país... así lo quisimos entender... y así lo hicimos.


E.P.B.


* Edgar Pérez Bedregal, director fundador del grupo Rayku Teatro de Tacna. Es autor del libro “Los años previos” y “Después de la bruma y otros cuentos”. De su libro inédito “Memorias del teatro tacneño” comparte las presentes crónicas y comentarios sobre las muestras.

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